El miedo social más antiguo. El miedo a hablar en público.
La habilidad para hablar en público es una de las más complejas para el ser humano. Nos exponemos delante de un grupo de personas y se ponen a prueba nuestros conocimientos y habilidades. La mayor parte de las personas sienten ansiedad a la hora de enfrentarse a un auditorio, es uno de los miedos más frecuentes, que afecta de manera clínica a un porcentaje muy amplio de la población (20 %).
Y no por falta de formación o conocimientos, incluso, aunque dispongamos de las habilidades necesarias, el miedo o tensión pueden bloquearnos y disminuir la eficacia de dichas presentaciones.
Cuando hablamos en público nos exponemos a la mirada del otro. La mirada fija y sostenida de otra persona es una experiencia de amenaza, no sólo para los humanos sino para muchos animales. Mirar para los monos implica estar buscando una lucha o pelea y retirar la mirada implica que dan por vencedor al adversario. Tanto un mono como un ser humano que es mirado fijamente muestran un ritmo cardíaco más elevado. Una de las dificultades para hablar en público es que nos exponemos a un conjunto amplio de miradas fijas.
“El contacto visual es lo que nos hace real y directamente conscientes de la presencia del otro como ser humano con conciencia e intenciones propias” J. P. Sartre.
El contacto ocular nos hace estar expuestos y vulnerables. Cuando cruzamos la mirada con otra persona no sólo sabremos cómo se siente el otro sino que el otro sabrá que nosotros lo sabremos y viceversa. Al ser observados cuando hablamos en público o en otras circunstancias nos exponemos a no gustar y esto en nuestra historia filogenética tuvo una gran relevancia, podíamos exponernos a ser expulsados del grupo o a ser vencidos y disminuir nuestro poder dentro del grupo.
Por otro lado, la mirada es un reforzador universal, ser mirados implica ser reconocidos y tenidos en cuenta, significa que se van a reconocer y solventar nuestras necesidades. En este sentido, la experiencia de enfrentarse a un público puede ser una de las más gratificantes. Los bebés responden antes a estímulos visuales que se parecen al ojo humano que a otro tipo de estímulos visuales ya que es muy adaptativo también para la supervivencia ser mirado y atendido. Les gusta ser mirados y mirarles refuerza su seguridad y su autoestima.
Afrontando las situaciones de hablar en público con las herramientas adecuadas podremos conseguir que en lugar de ser una experiencia amenazante resulte ser una experiencia agradable y gratificante.
Psicóloga y coach