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Teatro educativo. Un camino para el desarrollo socio-emocional de los niños

A través del teatro los niños juegan a evadirse de la realidad y a comportarse como si todo fuera distinto, por un instante se convierten en otra persona y experimentan lo que se siente, así mismo, pueden cometer errores y probar cosas que no se atreverían a hacer en su vida cotidiana.

El uso de la fantasía y de la imaginación que se realiza a través de la dramatización les da la oportunidad de relajarse, evadirse, potenciar su creatividad, contribuir a su desarrollo social y emocional, mejorar su autoestima, autoconfianza y desarrollar su expresión verbal y corporal.

En los talleres de teatro educativo tratamos de unificar dos medios de expresión: la dramatización y el juego. El grupo experimenta el juego representándoselo los unos a los otros. Los alumnos practican no sólo cómo jugar con los demás sino también cómo dar a sus acciones una forma dramática.

En un juego de dramatización actúan y cuentan historias colaborando con los compañeros, aprenden a trabajar en equipo y a sentirse más próximos al resto ya que interactuan de manera más directa, tienen más contacto físico y por lo tanto  aprenden a afrontar situaciones con las que están poco familiarizados.

También les ayuda a resolver conflictos reales (que puedan surgir durante la clase) o simulados (a través de la representación de situaciones conflictivas que puedan estar viviendo en el día a día), esto es, pueden aprender a manejar distintas situaciones a través de la interpretación, analizando su manera habitual de reaccionar y de comportarse con el fin de mejorar las conductas poco adecuadas o adaptativas para solucionar dificultades en las relaciones sociales.

Adquieren más control sobre lo que dicen, sienten y hacen y también sobre la forma de moverse (autocontrol emocional y corporal), se les enseña a concentrarse mejor en una situación o tarea particular y les refuerza la confianza y seguridad en sí mismos.

En definitiva, el teatro nos amplía el conocimiento de nosotros mismos, podemos atrevernos a expresar sobre lo que queremos a través del lenguaje y de la expresión corporal. Es como un espejo, a través de él descubrimos todo lo que somos capaces de hacer.

Susana Paniagua Díaz 

Psicóloga educativa


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