Sanar nuestras emociones

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Ha llegado a mis manos un fantástico libro de David Serven-Schreiber “Curación emocional: acabar con el estrés, la ansiedad y la depresión sin fármacos ni psicoanálisis. Está publicado en Kairós. Este autor, médico, psiquiatra se volcó en la investigación sobre neurociencias y neurobiología de las emociones. Fundó y dirigió el Centro de Medicina Complementaria de la Universidad de Pittsburgh, donde llevó a cabo su trabajo como médico, incorporando procedimientos terapéuticos basados en toda la experiencia adquirida a lo largo de su trayectoria personal y profesional lejos de las terapias farmacológicas convencionales o de las psicoterapias interminables.

En este libro aborda la importancia de no descuidar las emociones en cualquier proceso de salud-enfermedad.

Según este y otros autores, las claves de la “curación emocional” están en el ajuste de nuestro cerebro emocional con nuestro cuerpo y nuestra conducta.

Muchas de las herramientas para adquirir este equilibrio están presentes en aspectos básicos de nuestra vida cotidiana como son una alimentación sana, ejercicio físico, buena relación y comunicación con los demás, otras herramientas, provienen de los avances más recientes en la investigación como la integración neuroemocional a través de la técnica EMDR o herramientas milenarias como la acupuntura.

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Cada uno de estos métodos, se basan en el poder del propio organismo humano para la autocuración.

En las sociedades occidentales, el estrés, la ansiedad, depresión y otros trastornos emocionales aumentan de forma alarmante. Esto ha disparado el consumo de psicofármacos. A pesar de la terapia con estos medicamentos, los índices de prevalencia de estos trastornos aumenta considerablemente en Europa.

Un estudio de Harvard, ha mostrado que en EEUU, desde 1997 existe una mayortendencia a usar métodos alternativos para solventar este tipo de problemas frente a medicamentos como el Prozac, Trankimacin, Aremís, etc. o a psicoanálisis, una terapia excesivamente prolongada en el tiempo.

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Desde hace 10 años en el hospital de Shadyside de la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos, se investiga para aliviar la depresión, la ansiedad o el estrés focalizándose más en terapias centradas en la autorregulación del cuerpo y las emociones frente a terapias basadas en el lenguaje y las cogniciones.

Nuestro cerebro está configurado en dos grandes partes, una zona más reciente en el proceso de evolución filogenética y ontogenética, el neocortex, sede del lenguaje y del pensamiento, y una zona más primitiva, el cerebro llamado emocional, con una organización celular y propiedades bioquímicas distintas al resto del cerebro.

El lenguaje y la cognición, aunque alguna, no tienen suficiente influencia en nuestro cerebro emocional y los desórdenes o desequilibrios emocionales dependen directamente de nuestro cerebro emocional.

La tarea de un psicoterapeuta es reprogramar, a través de diversos mecanismos, el cerebro emocional para que las fuentes de estrés, ansiedad,  depresión u otro malestar, ya no existan o se organicen de manera diferente.

El cerebro emocional o sistema límbico posee mecanismos naturales de autocuración, es decir, capacidades innatas que se asemejan a otros mecanismos de autocuración del cuerpo como la eliminación de una infección ante la activación de nuestro sistema autoinmune.

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Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, nos descubrió ya hace unos años, gracias a suexcelente trabajo de divulgación de los avances científicos sobre las emociones, la importancia de trabajar la “inteligencia emocional”. Diversos estudios indican que tener inteligencia emocional predice un mayor éxito en el futuro (entendido éxito en sentido amplio), que tener un cociente de inteligencia alto.

Las claves de la inteligencia emocional son:

  1. Identificar nuestro estado emocional y el de los demás.

  2. Comprender y aceptar los estados emocionales propios y de los otros y desde ahí

  3. Regular nuestras propias emociones y las de los demás.

Posteriormente, investigadores del ámbito de las neurocioencias como el neurólogo Antonio Damasio, han establecido las bases biológicas del funcionamiento de las emociones con mayor precisión y la dificultad entre la conciliación pasión y razón a nivel cerebral. Damasio nos muestra por qué las emociones son indispensables para el buen funcionamiento racional.

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Servan-Schreiber nos invita a regular nuestros estados emocionales para encontrar un equilibrio óptimo sin anular lo que sentimos.

En resumen, las herramientas que propone este autor son.

  1. Regulación de la frecuencia cardíaca mediante métodos de gestión de la atención, respiración y visualización.

  2. Reprogramación cerebral a través de la técnica EMDR, en la que estimulamos de manera bilateral usando movimientos oculares, tapping o estímulos auditivos mientras se visualizan situaciones traumáticas.

  3. La regulación del reloj biológico adaptándonos a los ritmos naturales de sueño-vigilia.

  4. Acupuntura y meditación.

  5. Incorporación de los ácidos omega 3 o aceite de pescado de manera adecuada en nuestra dieta.

  6. Realización de ejercicio físico de manera regular.

  7. Resolución de los conflictos de manera adecuada con nuestros seres queridos o las personas de nuestro entorno con habilidades de escucha y comunicación emocional. Es decir, atender a nuestro alimento afectivo básico.

  8. Establecimiento de redes sociales cooperativas, sentimientos de grupo y de pertenencia. Es decir atender a nuestra esencia de ser social.

Os animo a leer este libro y profundizar en todos los aspectos que resalta.

“Este es mi secreto, dijo el zorro, es muy sencillo: no se ve bien si no es con el corazón. Lo esencial resulta invisible para los ojos”. Antoine de Saint Exupéry, El principito.

Enlaces de interés.

http://es.wikipedia.org/wiki/David_Servan-Schreiber

http://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Goleman

http://es.wikipedia.org/wiki/Ant%C3%B3nio_Dam%C3%A1sio

Raquel López Vergara

Psicóloga, psicoterapeuta corporal, psicodramatista y experta en EMDR

Las emociones positivas ante la crisis

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Hace unos días tuve la oportunidad de impartir un seminario en AJE Madrid (Asociación de jóvenes empresarios de Madrid). El seminario estaba dirigido a pequeños empresarios y nuevos emprendedores que están iniciando o están por iniciar su proyecto. El objeto del seminario era estimular las emociones positivas en un momento en que brillan por su ausencia en nuestra sociedad.

Estamos sufriendo una gran crisis económica que está afectando a un porcentaje muy elevado de la población. No sólo ya los índices de paro registrado que superan el 25% en España, sino la pérdida de poder adquisitivo de una gran parte de las personas, los recortes monumentales a los funcionarios públicos, los recortes en educación que afectan a la escuela pública, las universidades y otras instituciones, los recortes en sanidad que entre otras cosas ha dejado sin cobertura a un grupo de personas que antes recibían asistencia médica, los recortes en ayudas y servicios sociales que han desaparecido o disminuyen las posibilidades de acceso a determinados servicios o bienes a muchas personas, muchos de ellos básicos o necesarios en una sociedad desarrollada como la nuestra, la dificultad de acceso a créditos y los recortes en ayudas a profesionales autónomos o pequeñas empresas, casos desgraciadamente extendidos de desahucios, personas que literalmente se ven en la calle, etc., etc., etc.

Puede que todo esto no nos toque directamente a todos pero el ser humano sufre y empatiza ante el sufrimiento de otros o ante situaciones globales de dolor e indignación y ahora lo tenemos todos muy a flor de piel.

La incertidumbre, la injusticia, la pérdida, la vivencia de situaciones desesperadas, el torpedeo de información negativa en la calle o en los medios de comunicación, la falta de control de los ciudadanos para cambiar las cosas, para cambiar el mundo… todas estas circunstancias nos llevan a experimentar emociones negativas.

El miedo

Es un sentimiento adaptativo que nos lleva a despertar la alarma ante situaciones de peligro. El miedo nos ayuda, porque nos hace ser previsores, prudentes y no arriesgar demasiado, nos lleva a evitar determinadas situaciones o conductas que pueden ser dañinas o perjudiciales y a huir de ciertas circunstancias. Sin embargo, el miedo en exceso o desajustado nos lleva a la parálisis y al exceso de prudencia. No cambiamos el mundo ni nuestra realidad desde el miedo. Ante la crisis, un miedo excesivo no nos sirve.

La tristeza

También es un sentimiento adaptativo. Nos lleva a contactar con lo que hemos perdido y darle el justo valor que tiene. Podemos encontrar muchas fortalezas que desconocíamos ante un proceso de pérdida, sea afectiva, social o material. Y nos ayuda a reconstruirnos para que pasado el periodo de duelo salgamos con todas nuestras fortalezas hacia delante. Pero, acomodarnos en la tristeza nos lleva a la desesperanza y a considerar que no hay nada que se pueda hacer para salir adelante, y eso también nos paraliza, en un extremo nos lleva a la depresión y al suicidio, como, desgraciadamente, se ha visto en los medios de comunicación en los últimos tiempos. La tristeza tampoco ayuda ante la crisis.

La rabia o indignación

La rabia es un sentimiento de acción, nos lleva a defender los derechos, a la lucha y muchos cambios sociales se han producido tras procesos de indignación colectiva organizados y mantenidos en el tiempo. La rabia tiene un defecto, nos puede llevar también a la violencia o agresividad o a situaciones muy autodestructivas que nos pierdan de nuestros objetivos. La rabia es importante ante situaciones de crisis pero es bueno mantenerla a raya.

La alegría y las emociones positivas

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Sí, la alegría es el sentimiento de la acción positiva. Nos mantiene sanos física y mentalmente. Facilita que encajemos las dificultades, la fatiga, los fracasos…, con pensamientos optimistas y constructivos que nos animan a seguir intentándolo.

Al fin y al cabo, seguir luchando para salir adelante, para encontrar un trabajo, para lanzar un negocio, para reinventar un negocio, para aprender cosas nuevas que nos abran a nuevas posibilidades no se puede hacer sin alegría.

Y los pequeños empresarios y nuevos emprendedores jugamos un papel fundamental para salir de esta.

¿Qué podemos hacer para mantener la alegría en tiempos de crisis?

  1. Cuida tu alimentación, no te quedes sin energía, intenta descansar lo más posible y haz un poco de ejercicio.

  2. Presta atención a las pequeñas cosas, el calorcito del sol, el olor del café de la mañana, el pacer denotar la caricia de alguna persona, la sonrisa de la gente amable…

  3. Estírate y abre el pecho, camina erguido/a y de manera rítmica, nota que le das tono muscular a tus movimientos corporales. Te puede ayudar poner te música alegre cada día.

  4. Aprende a respirar usando el diafragma y practícalo varias veces al día.

  5. Cuida tus relaciones afectivas y sociales, ellos no tienen la culpa de la crisis.

  6. Deja un espacio para ti, aunque sea un ratito ala semana para dedicarlo a algo placentero y fuera de obligaciones y exigencias.

  7. Para los pensamientos negativos continuos, no son resolutivos y no sirven para nada. Usa distractores.

  8. Busca un buen confidente, alguien que sepa escuchar para poder desahogarte.

  9. Piensa de manera más constructiva, aunque sé que esto es difícil. Por ejemplo, en lugar de pensar “Esto no tiene solución” o “Nunca encontraré trabajo”, intenta pensar “Voy a seguir intentándolo” o “ Yo no puedo adivinar el futuro, puede que encuentre algo”.

  10. Sonríe, sonríe, sonríe, aunque no tengas ganas de hacerlo, aunque sea una leve sonrisa que curva los labios.

Ánimo, ¡sí saldremos de esta!

Raquel López Vergara

Psicóloga, psicoterapeuta y coach

Grupo Crece

Mario Benedetti

Defensa de la alegría

"Defender la alegría como una trinchera defenderla del escándalo y la rutina de la miseria y los miserables de las ausencias transitorias y las definitivas

defender la alegría como un principio defenderla del pasmo y las pesadillas de los neutrales y de los neutrones de las dulces infamias y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera defenderla del rayo y la melancolía de los ingenuos y de los canallas de la retórica y los paros cardiacos de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino defenderla del fuego y de los bomberos de los suicidas y los homicidas de las vacaciones y del agobio de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza defenderla del óxido y la roña de la famosa pátina del tiempo del relente y del oportunismo de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho defenderla de dios y del invierno de las mayúsculas y de la muerte de los apellidos y las lástimas del azar y también de la alegría"

WhatsApp & Terapia: ¿Compatibles?

Si, siempre y cuando el WhatsApp  sirva como elemento o herramienta que complementa el contacto, trabajo y desarrollo personal. No es a través del WhatsApp que se hace la terapia ni la toma de conciencia, sino que es un puente, que al complementarse con otras técnicas, facilita y permite conectar con la información y trasladarla desde el mundo interior al exterior y viceversa, tomando conciencia de las consecuencias y reacciones (causa-efecto) de “lo que he dicho o hecho”. En inglés, what’s up, significa ¿qué pasa?, y es un modo de saber cómo está el otro, de saludarle. Es un intento por entrar en el mundo del otro y es por esta razón que se pude comprender que dicha aplicación de móvil hace un juego de palabras con esta pregunta.

En las sesiones terapéuticas el WhatsApp puede ayudar a contactar y prestar apoyo en el proceso de crecimiento personal de los individuos, tanto niños y adolescentes como adultos, desde una ruta creativa.

Hoy en día es tan potente la fuerza y la influencia de las nuevas tecnologías, que nos invitan y guían continuamente a hacer todo rápido, desde el impulso, mirando hacia el mundo externo más que hacia nuestro interior. Considero que es importante para una buena salud psico-emocional y crecimiento personal del ser humano, el reconocimiento de las emociones, y para lograr estos puntos, siento que la misión del terapeuta es innovar, e integrar nuevas alternativas con conocimientos anteriores, para facilitar que esa persona pueda crear una visión global y contacto genuino con su universo interior, ya que cada persona es un mundo.

Es por ello que creo que para momentos específicos, el uso del WhatsApp en un contexto terapéutico en el cual  se utiliza sin reemplazar al contacto personal, y directo, cara a cara, puede ser una vía o trampolín para ayudar al otro, tanto para salir al exterior sin esconderse tras el teclado, como para establecer y mantener una comunicación más sana. Todo ello guiado por el terapeuta.

Para niños, adultos y especialmente adolescentes esto les es muy útil. Utilizan esta tecnología para relacionarse entre ellos sin necesidad de esfuerzo alguno, sólo dan a una tecla y el emoticono se encarga de expresar de manera sintetizada lo que ellos desean expresar: su posible pensar y desear.

En las sesiones psicológicas con adolescentes, me encuentro generalmente con jóvenes que tienen un gran potencial para desarrollarse, pero que a  día de hoy presentan dificultades para poder identificar y expresar lo que sienten ….. incluso hay niños y jóvenes que llegan las sesiones y son incapaces de mantener un contacto visual, o simplemente no pueden quitar la vista del suelo. Frente a esta situación he utilizado diversas técnicas y he incorporado a modo de puente el WhatsApp,  que increíblemente nos ha ayudado, desde ahí, desde la palabra escrita, desde  las teclas, a establecer una forma de comunicación más directa y sincera, que complementado con otras técnicas, ayudan a esa personita a salir del escondite, descubriendo estrategias propias y necesarias para establecer contacto social, contacto directo con el otro, y para mantenerlo.

¿Para qué sirve con esta generación de niños y jóvenes, que tienden a caracterizarse por contactos breves, desde la impulsividad y atención poco mantenida?:

  • Desde el terapeuta, puede ser considerado como una forma creativa para expresar respeto y aceptación por su forma de posicionarse en el mundo, además de mostrar un interés genuino por querer comunicarse con ellos, con sus herramientas y en su terreno digital, multimedia o cibernético.
  • En sesión, para apoyar y promover el establecimiento del vínculo entre terapeuta y usuario, ya que tienden a ser niños y jóvenes que actúan sintiendo una fuerza flojita para establecer y mantener contacto visual directo, contacto con el otro…se le ayuda a pasar desde esta etapa de manera gradual al cara a cara.
  • El terapeuta debe ser consciente de a quién de entre sus pacientes permite utilizar el WhatsApp fuera de sesiones. Idealmente a uno que respete límites, que esté en un proceso de autocontención que le permita elegir, priorizar e identificar momentos de real necesidad, y que no vaya a sobre explotar el uso de esta herramienta. Además, aprenden a respetar el espacio del otro empatizando: “ hoy es domingo, hoy no trabaja, no es urgente, puedo esperar al lunes”. Aprenden a esperar, a identificar la gravedad de las situaciones y elijen cuándo pedir ayuda, lo que les promueve a la creación interna de estrategias de afrontamiento de situaciones que viven como complejas, y a la vez establecen un baremo de “qué tanto puedo o no sujetarme por mi mismo”, lo cual les va permitiendo, de manera gradual, reflejar cómo van evolucionando en su crecimiento, contención y madurez emocional, como por ejemplo con aquellosque están en proceso de enfrentar sus bloqueos.
  • Si están muy bloqueados puedo utilizar como puente los emoticones, acompañando a que verbalicen lo que quieren expresar por esta herramienta, colocándoles un tono de voz que corresponda y adecuando también la gesticulación facial y corporal de acuerdo a esa emoción expresada.
  • Se trabaja la empatía y el hacerse cargo y responsable de lo que cada uno dice, ya que, es muy fácil enviar un mensaje de texto “olvidando” que hay otro que lo recibe, puesto que no le vemos la cara, podemos “hacer cómo que no pasa nada”. Sin embargo, si aprovechamos en sesión el envío de mensajes por WhatsApp y complementamos esto con que el sujeto que lo envía vea los efectos en directo que ha provocado en el otro (en este caso el terapeuta), contacta de manera conciente en los efectos emocionales, conductuales que ocasionan sus decisiones en un entorno seguro, aprende a resolverlas y a desarrollar nuevas estrategias de enfrentamiento que podrá utilizar en su vida diaria. Lo que le lleva a pensar en las consecuencias de “sus palabras”, en lo que está comunicando y a autorregular sus impulsos.
  • Aprenden a prestar atención al otro y mantenerla unos minutos más ir expresando por texto información de la realidad y el poder contrastarla de manera inmediata, mirando, les hace tomar conciencia del presente, de tocar suelo en el aquí y ahora, en donde están en estos momentos, por ejemplo en caso de ser muy evasivos y dispersos, se les puede traer a sesión con un mensaje de WhatsApp que diga, por ejemplo: “¿te gustan mis zapatos?”, para poder responder, necesita mirar, salir del teclado, escribir la respuesta, volver a salir del teclado y finalmente mirar al otro para tomar conciencia del efecto que provocan sus palabras.

Grupo Crece

¿Estás triste? ¡Alégrate por ello!

Huimos de la tristeza. La aborrecemos, la despreciamos. Si no somos felices como perdices, hemos fracasado. Pues es un error, porque los momentos tristes son necesarios.

En nuestra sociedad la actividad, incluso excesiva, es lo más valorado, y no hay mucho espacio para la reflexión y la calma. La competitividad nos obliga a disimular nuestras vulnerabilidades y a taponarlas hasta anularlas. El “modelo femenino”, desde siempre más permeable a la tristeza y a las lágrimas, no es el apropiado para zambullirse en el ambiente laboral aún muy “agresivo” y tiene que modificar sus patrones para transformarlos en más “masculinos”. En nuestra sociedad se sobrevalora la felicidad y se la promueve por encima de todo, pero desde una perspectiva superficial y materialista que invita a estar siempre en la cresta de la ola. En este contexto no hay espacio para estar triste y llorar. Valoramos la tristeza  como un signo de “debilidad”, y en esta sociedad se protege de forma paternalista al débil… pero no se le valora. La tristeza no implica debilidad. La tristeza abre nuestra parte vulnerable, pero vulnerabilidad no es sinónimo de debilidad, aunque en esta sociedad los hemos convertido en sinónimos.

La tristeza nos empuja a…

  • Pedir ayuda: Estoy triste, necesito de los demás, necesito apoyo y afecto”.

  • Tomar conciencia de las cosas: “Párate a sentir y a pensar. ¿Cómo estás? ¿Cómo será tu vida a partir de ahora? Debes seguir aprendiendo sobre ti”.

  • Resituarse en la vida: “Llora tu pérdida, tómate tu tiempo y dirige tu energía hacia la nueva vida. Saldrás fortalecido”.

Cada vez tenemos menos espacio para la tristeza, y si estamos tristes nos hablan de depresión. Entonces acudimos a las píldoras mágicas que nos sacan de forma artificial de nuestra tristeza, el famoso prozac y sus derivados. O directamente aprendemos a ocultar nuestros sentimientos de tristeza y nos anulamos emocionalmente, ya que si ocultamos la tristeza estamos cerrándonos a otros sentimientos. Cuando esto ocurre aflora una emoción, que es la del miedo, con todos sus primos hermanos de inseguridad, preocupación, insatisfacción, ansiedad, que únicamente están dando la voz de alarma, nos están avisando de que las cosas no están yendo bien, que estamos huyendo de nosotros mismos.

Y, es curioso cómo vamos “contra natura” una vez más, como en tantos otros aspectos en nuestra sociedad. Los neonatos saben llorar y expresar tristeza para “pedir ayuda y consuelo” desde el primer instante de sus vidas, si sienten hambre, dolor, si necesitan compañía… Porque la tristeza es la otra cara de la felicidad, y para llegar a ésta hay que conocer a aquélla.

¿Para qué  sirve la tristeza?

La tristeza es una de las emociones básicas más útiles en el ser humano. Ya Darwin en su libro La expresión de las emociones en el hombre y en los animales (1872), hace referencia a la tristeza como una de las emociones básicas universales presentes en el hombre y otras especies, independientemente del contexto ambiental o cultural.

Cumple una función adaptativa esencial que nos permite, en primer lugar, pedir ayuda. El individuo no sobrevive solo, necesita al grupo. Además, con las respuestas de consuelo naturales ante alguien que sufre fomentamos nuestros vínculos afectivos o recuperamos los que se habían enfriado. La tristeza aleja la ira de los otros y evita que se establezcan situaciones de conflicto, une al grupo. Estar triste sirve también para tomar conciencia de nosotros mismos y darnos cuenta del valor de las cosas, del valor de aquello que hemos perdido, sea un ser querido o un elemento importante en nuestro trabajo. Nos permite abrir la puerta al significado de la pérdida, hacer balance de nuestra vida y de nuestras metas, balance de nuestros errores y aciertos y darles el peso que se merecen. Nos ayuda a conocernos.

Y es que la tristeza aparece ante las “pérdidas”, de cualquier índole. Pérdida de un ser querido por fallecimiento, distancia o cambio de rol; pérdida de un estatus social o poder; pérdida de trabajo o de poder adquisitivo, de calidad de vida por una enfermedad o cambio en nuestras circunstancias; pérdida de bienes; pérdida de tiempo libre, de raíces o pilares importantes como ocurre cuando emigramos a otros países; pérdida de identidad personal, de ilusiones y objetivos… Esa tristeza nos sobrecoge y llega con un presente: nos permite darnos la oportunidad de mantener la energía en un momento difícil, para salir a flote, después, con las ideas más claras y con energía renovada para el cambio.

¿Cómo identificarla?

Ante estas u otros pérdidas, la tristeza funciona como un mecanismo para facilitar la regulación de la persona y reconstruirse ante el cambio, por ello, necesitamos de un tiempo de poca actividad y de reflexión, por ello, cuando estamos tristes, no tenemos ganas de hacer nada, corporalmente nos sentimos abatidos, cansados, la musculatura no responde, estamos sin fuerzas, sin apetito, nos replegamos ante nosotros mismos adoptando posturas defensivas y de autoprotección, las comisuras de los labios bajan y el tono facial disminuye, los párpados se entornan, y frecuentemente tenemos ganas de llorar.

La tristeza puede ir asociada a otros sentimientos como soledad, añoranza, ira, culpabilidad, autoreproche. Soledad:  nos sentimos desamparados sin ese objetivo, persona o actividad en nuestras vidas. Añoranza o nostalgia: tenemos pensamientos recurrentes de que el pasado fue mejor, nos abordan recuerdos positivos de lo que entonces vivimos. Ira: proyectamos la ira hacia la persona o situación que ha desaparecido en nuestras vidas: por qué no se tomaba su medicación, por qué no tuvieron en cuenta lo que yo necesitaba… Ira y autorreproche: nos enfadamos con nosotros mismos y nos reprochamos porque no fuimos capaces de cuidar más esa relación, porque no tenemos las características que piden en esa empresa, etc. Culpabilidad: y aparece el sentimiento de culpa: si yo hubiese estado más atento, me habría dado cuenta de que estaba enfermo, si yo me hubiese centrado más en el trabajo hubieran visto que soy la persona adecuada para ese puesto, si hubiese sido valiente en ese momento no me vería en esta situación…

¿Tristeza o depresión?

Cuando nos sentimos tristes durante una temporada, tenemos miedo a desarrollar una depresión. Pero la tristeza y la depresión no son la misma cosa, aunque las dos se confunden a menudo y alegremente se recetan y consumen antidepresivos y demás fármacos psicoactivos. Cuando hablamos de depresión hablamos de tristeza patológica, de un trastorno psicológico. La sintomatología de la depresión puede resumirse en los siguientes puntos, según el DSM, manual de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA):

  • Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, y casi cada día.

  • Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día.

  • Pérdida o aumento importante de peso sin hacer régimen (p.ej. más del 5% corporal en un mes), o pérdida o aumento del apetito casi cada día.

  • Insomnio o hipersomnia (sueño excesivo) casi cada día.

  • Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día.

  • Fatiga casi cada día.

  • Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden ser delirantes) casi cada día (no los simples autorreproches por estar enfermo).

  • Disminución de la capacidad para concentrarse, o indecisión, casi cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena).

  • Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin o con un plan específico o una tentativa de suicidio.

Estos síntomas provocan “malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo”. En el caso de la depresión, estos síntomas…

a)      No son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p.ej. una droga, un medicamento) o una enfermedad médica.

b)     No se explican mejor por la presencia de un duelo.

c)      Persisten más de dos meses o se caracterizan por una acusada incapacidad funcional, preocupaciones mórbidas de inutilidad, ideación suicida, síntomas psicóticos o enlentecimiento psicomotor.

Es cierto que una tristeza mal resuelta llevarnos  a una depresión. Pero en un primer momento la tristeza debe aceptarse y resolverse sin ningún fármaco.

6 Pautas para volver a sonreír

Es importante darse tiempo y espacio para ese duelo y expresar este sentimiento. Y también pedir ayuda y buscar el consuelo de una mirada sin juicio, un abrazo, que nos va a facilitar el llanto y el desahogo.

Algunas de las pautas a seguir en un proceso de tristeza por la pérdida de algo valioso son:

  1. Aceptar la realidad de una pérdida: eso ya no está a mi alcance, no lo puedo obtener, se ha ido…

  2. Sentir el dolor y la tristeza ante la realidad de la pérdida, no huir de ella y dejar que nos hable de nosotros, de nuestras necesidades y valores. Escuchando nuestros sentimientos de pérdida aprenderemos mucho de nosotros mismos.

  3. A veces solos no podemos. Busquemos el apoyo de personas cercanas que nos consuelen y entiendan nuestros momentos para llorar y aceptar ese sentimiento.

  4. Aceptar que aparezcan otras emociones como la rabia, la culpa, incluso la risa ante algo divertido.

  5. Ir adaptándose al ambiente en el cual falta el ser que murió, o las circunstancias que ya no tenemos, a través de la actividad: ejercicio, alguna afición, dejando espacio para propiciar otros estados emocionales.

  6. Y sobre todo, démonos tiempo. La tristeza natural tiene un proceso y no debemos forzar una salida brusca de ese sentimiento.

Recordemos que la felicidad es la otra cara de la moneda: sin tristeza no podremos ser felices de verdad.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

www.grupocrece.es

Artículo publicado en www.psicologiapractica.es

¿Necesitamos líderes?

¿Necesitamos líderes?

El poder está presente en los seres humanos y en los animales sociales como una motivación primordial y básica.

Algunos individuos ostentan el poder, otros tienden a dejarse llevar y acomodarse en su regazo. Funcionamos como el sistema de pastor y rebaño. Incluso, hay autores que insisten en la base genética del liderazgo  y en factores de la personalidad que nos llevan a ser líderes naturales o a no serlo (Bermúdez de Castro) y, por lo tanto, sentirnos más cómodos siendo dirigidos. De hecho, hay más cantidad de individuos que no presentan los rasgos y características de un líder que aquellos que sí las presentan.

La palabra líder significa dirigente o jefe y procede del inglés leader (raíz: leden) que significa "guiar" o "mostrar el camino". El liderazgo es la capacidad que tiene una persona para comprometer al grupo en la consecución de objetivos comunes.

Los individuos sociales necesitamos líderes que nos guíen: ciertamente necesitamos algún tipo de liderazgo. El liderazgo nos ayuda a organizarnos, desarrollar autocontrol, sentirnos seguros y es necesario para el funcionamiento social, para que todo esté en orden.

La etología nos puede dar mucha luz sobre las funciones del liderazgo. En el mundo de los chimpancés (Jane Goodall), por ejemplo, los líderes se encargan de la defensa del territorio, organizan la búsqueda de comida, median en los conflictos del grupo y en las disputas, enseñan a los miembros de su clan, ayudan al débil… También es cierto que reciben privilegios: acicalamiento, comida… Estos líderes no se mantienen de por vida en el cargo, no están más de 7 u 8 años, incluso, facilitan ser sustituidos por otros machos del grupo. En los chimpancés también se ha observado la coalición de las hembras para apartar a los líderes déspotas. El líder en este contexto natural, busca el bien común. Parece que tiene toda la lógica, de cara a la supervivencia. Un aprovechamiento egoísta de este rol habría acabado con estos grupos.

Según estudios antropológicos y paleontológicos, los seres humanos funcionaban en grupos con uno o varios líderes que eran elegidos por sus dotes y destrezas, para determinadas tareas importantes de cara a la supervivencia. La cooperación unida a un liderazgo eficaz ayudaban a que las cosas funcionasen.

¿Qué nos ha ocurrido? No parece que ahora todo sea tan fácil.

A partir del sedentarismo y el excedente económico la cosa cambió, y los "jefes" se encargaban de gestionar la producción y el control de la riqueza. Desde entonces, el liderazgo absoluto y despótico ha sido la tónica general. Con la llegada del pensamiento científico volvemos a elegir a nuestros líderes. Aún así, no parece que el poder responda a las funciones para las que naturalmente servía en nuestra especie.

El problema radica en la cantidad de poder (el ámbito de control de ese poder y los límites del mismo) y en la duración de ese poder.

El poder aporta seguridad, prestigio, estatus, control, privilegios, pero conlleva una gran responsabilidad, soportar dosis elevadas de estrés (en los animales que ejercen el liderazgo se observa una mayor cantidad de hormonas del estrés), un gran reto, además, conlleva soledad.Y no todos los dirigentes tienen las competencias psicológicas necesarias para sostener todo esto.

El poder achanta o corrompe.

Un líder soporta una gran presión que puede no saber manejar, entonces pierde toda su credibilidad como líder. Además, tenemos líderes que no lo son en realidad, sino que se trata de dirigentes a los que se forma para asumir ese rol, y en muchas ocasiones no se consigue, ya que no sólo se requiere de un conjunto de conocimientos y aptitudes, sino de un estilo de personalidad afín con dicho estatus que no es modificable al cien por cien y ni mucho menos a corto plazo. Estos líderes son inseguros si no lo tienen todo bajo control, no saben gestionar el miedo ni manejar la incertidumbre, mostrando indecisión y dudas.

Un líder también puede desarrollar una gran codicia para no perder sus privilegios o distorsionar su propia identidad como líder, creyéndose invencible y un ser superior. En este último sentido, el estudio psicológico de muchos de los grandes líderes de la historia de la humanidad refleja la presencia de personalidades narcisistas y psicopáticas, por supuesto con grandes dotes para la manipulación. Las emociones más presentes en este perfil de líderes son: la envidia, los celos, la soberbia, el desprecio y la ausencia de culpabilidad o vergüenza. Estos líderes son difíciles de derrocar, suelen rodearse de colaboradores inferiores a ellos y servirse del miedo y la incertidumbre para generar experiencias de indefensión e inacción a su alrededor. En este punto, han perdido el objetivo que les llevó al poder.

El liderazgo positivo

Un líder positivo es aquel que tiene los conocimientos y habilidades necesarios para aplicarlos en su ámbito de liderazgo, tiene visión, sabe anticiparse y tener claras las metas de cara al futuro, es creativo y proactivo en la resolución de problemas buscando soluciones, sabe trabajar en equipo y delegar en las personas adecuadas, tiene carisma, capacidad y habilidades para comunicarse de manera asertiva, ofrece soluciones satisfactorias para el grupo, es empático y motivador, centrándose en las potencialidades del grupo, se sitúa en un enfoque gana-gana, sabe gestionar sus emociones y las del grupo, maneja la incontrolabilidad y la incertidumbre, asume la responsabilidad ante los fracasos y sabe atribuir lo éxitos a su equipo, también es importante que sientan humildad y optimismo. La ambición y la atracción por el reto están presentes en ellos pero no presentan de manera patológica envidia o celos y son sensibles a la culpa y la vergüenza. Un líder positivo también tiene que disfrutar dirigiendo y liderando.

En cualquier caso, a pesar de estas cualidades, el líder no puede dominar todo el tiempo estos recursos, paro ello, es fundamental la regulación del poder para que tenga límites y mecanismos de control, y la importancia de no mantenerse en él un exceso de tiempo.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

Mantener el 15M a largo plazo

Mantener el 15M a largo plazo

 Hay varios componentes psicológicos que mantienen la conducta a largo plazo:

Las emociones y los sentimientos son motores de la conducta, algunos de ellos se están experimentando en este movimiento, como la indignación, la esperanza, la alegría compartida por el empuje solidario... Estos sentimientos nos llevan a la acciónpara el cambio, a la acción para conseguir algo preciado y justo. Si estas emociones bajan su intensidad, la acción puede venirse abajo. En este sentido la actuación de los mossos d’Esquadra en la Plaza de Cataluña reavivó la indignación y le dio más vida a la llama de las emociones. La falta de concreción en las acciones o la dispersión pueden provocar también una disminución de estímulo emocional.

Otro motor de la conducta son las normas. Muchas veces no tenemos el estado emocional propicio para actuar pero hay normas interiorizadas que nos obligan a hacerlo. "Debo cumplir con…" Estas normas cobran más fuerza cuanto más unidas estuvieron en un principio y lo están con estados emocionales y sentimientos. Es decir, si se han convertido en valores importantes para ese individuo o grupo, en algo valioso por lo que luchar, en algo valioso que conseguir.

¿Está basado el movimiento 15M sólo en estados emocionales efímeros o hay un sistema de valores que está sujetándolo y manteniéndolo?

Creo que los valores están muy presentes por ser valores universales relacionados con la naturaleza humana: libertad, dignidad, seguridad, justicia, equidad…

Otro elemento que funciona como motor de la acción es el de los límites de dicha acción. Qué se puede o no se puede hacer… Hay límites que pueden superarse si miramos la realidad con un prisma positivo. Muchas veces, los límites nos los auto-imponemos nosotros mismos con creencias desajustadas, pensamientos catastróficos o irracionales, baja autoestima y baja percepción de autoeficacia, lo cual lleva a la evitación, a la huída y, a nivel emocional, al cansancio, la depresión o la resignación.

Características psicológicas que tienden al reto y a la construcción de soluciones ante situaciones complejas, al autocontrol emocional y mental ante las adversidades o dificultades, facilitan que se superen dichos límites. Tenemos muchos ejemplos de superación personal en nuestra realidad, por ejemplo en el deporte.

Por supuesto, hay límites insalvables, y por ello las metas y los objetivos de cambio deben asentarse en unos mínimos realistas que puedan materializarse en acciones concretas.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

Comunicación y medios en el 15M

Comunicación y medios en el 15M

Me gustaría reflejar en este artículo la diferencia que existe entre comunicación y medios, a los que he dedicado gran parte de mi vida laboral. En cada una de las asambleas del 15M en las que participo los periodistas somos blanco de críticas, la mayoría, he de decir, bien argumentadas, fruto del malestar popular con los medios de comunicación de masas, principalmente los generalistas de cobertura nacional.

Yo también estoy indignada. Con los grandes grupos de comunicación, con la insultante oferta televisiva y las audiencias que no buscan la verdad, con la poca o nula implicación con el sentir general de las caras más visibles de la profesión. Me indigno por la información manipulada, escondida y censurada. Por los titulares sensacionalistas generados en laboratorios de idearios políticos y financieros. Por la falta de prudencia.

No podemos olvidar que los medios son “empresas”, y como tales tienen un único objetivo, disfrazado de bien común, disfrazado de información, un objetivo claro y bien presente, el beneficio económico.

Internet ha cambiado la unidirección mediática hegemónica. Ha democratizado la comunicación pública. La información ha sido liberada. Tal y como dice Manuel Castells, estamos generando autocomunicación, somos origen y destino de la información que nace y se reproduce en la Red. Una información que “nunca muere”. Somos parte activa de este proceso y debemos aprovecharlo, con la tecnología que está a nuestro alcance. Hagámoslo antes de que la censura sigilosa nos corte el paso, antes de que entren en funcionamiento los inhibidores de frecuencia y de pensamiento. ¿Sabías que el Gobierno chino cuenta con 15.000 funcionarios dedicados a controlar la Red?  

La comunicación va más allá de los medios. Gracias a ella sabes que estoy indignada, y como yo, miles de personas. Y que nos hemos unido para exigir respeto. El ser humano funciona en sociedad y la comunicación engrasa su mecanismo, y no me limito a las palabras, la comunicación no verbal nos hace sentir con mayor fuerza. ¿No se os ha erizado nunca el vello en un acto público sólo por formar parte de él? Eso es comunicación.

Beatriz Rivera Martín

Periodista

 

Movimiento 15M, lo mejor de la naturaleza humana

15M, lo mejor de la naturaleza humana

Lo que está ocurriendo desde el 15 de mayo explica, desde mi punto de vista, cómo el ser humano ha conseguido sobrevivir, superarse y avanzar a lo largo de millones de años de evolución: COOPERACIÓN.

Estamos asistiendo a un acontecimiento donde de manera pacífica, gentes de diversa índole e ideología se han organizado con un objetivo común, manifestándose a través de múltiples voces y enfoques, y un método común, una organización, que ha surgido prácticamente de la nada, sin líderes ni cabecillas, simplemente de la motivación hacia ese objetivo y con la conciencia de grupo, sin que primen los intereses individuales. Esto es cooperar.

La gente que se ha sumado al movimiento Democracia Real Ya o Movimiento 15M,  ha demostrado civismo, organización y solidaridad, ha habido una total y absoluta autorregulación, sin ningún tipo de incidente violento. Ha salido lo mejor de la naturaleza humana: la unión en los momentos difíciles. Desde una perspectiva psicológica, es una tendencia normal de las personas ante catástrofes, crisis o injusticias.

Está demostrado que la cooperación es más eficaz que la competición para conseguir los mejores resultados en cualquier contexto a largo plazo. La teoría de los grupos así lo ratifica, pero, aunque está en los manuales de alto rendimiento de las empresas, cuando se habla de trabajo en equipo o negociación, o lo escuchamos de boca de los políticos ante situaciones mundiales complejas, en la práctica NO SE HACE.

En épocas de opresión, de crisis, de escasez, se han producido las grandes revoluciones de la humanidad, y en todos esos momentos la cooperación ha sido clave en la consecución de libertad y derechos humanos.

El 15M se da en un contexto de crisis mundial, de índices muy altos de paro, de circunstancias donde los más desfavorecidos son los que están sufriendo las peores consecuencias, de otros antecedentes de protestas sociales ante la realidad político-económica actual. Un momento en el que muchos jóvenes  sienten que no tienen futuro y no tienen nada que perder, y ante la inminencia de unas elecciones que, en este caso, han funcionado como detonador de lo que se fraguaba.

Esta situación es un caldo de cultivo para desarrollar sentimientos de indignación y descontento ante la injusticia social y que aleja a los votantes del sistema por la incapacidad de los políticos de atender las necesidades reales de la ciudadanía. Desde la psicología hablamos del principio de saciedad/privación. Las motivaciones proactivas del ser humano se despiertan ante la privación de necesidades y no en momentos de bonanza.

Y muchos españoles se han movilizado y concentrado en la Puerta del Sol y en las principales plazas de nuestro país y de otros países, unidos por un sentimiento de indignación, que gracias al grupo, se ha complementado con sentimientos de justicia universal y de esperanza. Estos sentimientos son de unión, de lucha y de acción positiva.

Esto es lo que está pasando ahora, no hay nada que perder, social y psicológicamente se están dando todos los factores que explican este acontecimiento: privación de necesidades, sentimientos de indignación e injusticia, cohesión y cooperación grupal alimentados por sentimientos de acción positiva y objetivos comunes. 

¿Es el momento de hacer resurgir las utopías? Las utopías no se consiguen, dicen, por eso son utopías, pero la lucha por los ideales y un mundo mejor nos ha ayudado a dar grandes saltos éticos y de superación personal en la historia de la humanidad. Esto marca una gran diferencia con otras especies, el ser humano no sólo actúa motivado por el aquí y ahora sino que puede anticiparse y actuar para conseguir cosas positivas de cara al futuro, actúa también motivado por ideas e imágenes que puede ser capaz de hacer realidad.

Ojalá esto no tenga vuelta atrás y estemos ante uno de los cambios fundamentales de nuestro mundo.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

Nuestro vídeo corporativo

CRECE es un gabinete psicológico con sede en Madrid. Sus profesionales desarrollan su labor en el ámbito de la psicoterapia, el coaching y la formación en habilidades. Trabajamos para conseguir que las personas se conozcan mejor y se sientan bien consigo mismas, abriendo camino al cambio y a la evolución. 

En el blog de Crece podrás conocer aspectos relevantes sobre el desarrollo personal y profesional, resolver tus dudas, reflexionar y abrir debates sobre temas relevantes para nuestras vidas.

Vídeo oficial de Grupo Crece http://www.youtube.com/watch?v=IV4lINZzqJ0

 

Danza y teatro para expresar tu yo auténtico

grupo crece

En la vida desempeñamos papeles, roles diversos. Algunos de esos roles nos han servido en momentos vitales, la mayoría nos fueron impuestos en el entorno familiar y social a edades tempranas y eran útiles para adaptarnos a dichos entornos, pero en la etapa adulta ya no nos sirven y pueden estar provocándoos insatisfacción, frustración y baja autoestima. Algunos de esos papeles que tuvimos que representar no estaban hechos a nuestra medida, no respondían a nuestras necesidades, nuestras capacidades o nuestros deseos más intrínsecos. Algunos roles no tuvimos ocasión de experimentarlos por imporsición, por tabúes o miedos y son una asignatura pendiente en nuestra vida.

El teatro terapéutico o teatro Gestalt y el movimiento expresivo y danza Gestalt facilitan que tomemos contacto con nuestro verdadero yo a través de juegos teatrales y la expresión del movimiento. Se trabaja con las emociones, la comunicación, la confianza, la aceptación, la vulnerabilidad y la fortaleza, para conseguir conocernos mejor, aprender a escucharnos a nosotros mismos a nivel corporal y emocional, afrontar miedos y dificultades, y sentirnos más seguros y motivados.

Este trabajo se realiza con adultos o con menores, en el ámbito del coaching y del crecimiento personal, en el ámbito clínico-terapéutico, educativo y psico-social.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece