El cuerpo en la psicoterapia

La expresión corporal, el movimiento, la comunicación no verbal y todas las posibilidades que nos ofrece nuestro cuerpo  son herramientas muy potentes en la psicoterapia, como forma de profundizar en la conexión emoción y cuerpo, y en la vehiculización de la expresión de las distintas emociones, muchas veces bloqueadas, o mal gestionadas por los y las pacientes.

En definitiva, la comunicación no verbal, los diferentes sistemas de observación y análisis del movimiento,  constituyen una de las formas que tenemos en nuestras sesiones de psicoterapia para distintos tipos de problemáticas y dificultades presentadas en consulta.

Normalmente, cuando pensamos en ir al psicólogo/a nos imaginamos sentados/a en una silla, hablando de nuestros problemas con el/ella, respondiendo a sus preguntas, y escuchando los comentarios y sugerencias que nos hace, ayudándonos a pensar y plantearse cuestiones, que abren nuevas vías o nuevas decisiones y caminos a nivel emocional y cognitivo, y todo ello mediante el lenguaje verbal. Pero el lenguaje verbal no es el único que nos ayuda a explorar esos nuevos caminos, y a menudo no es el más eficaz, el más directo o el más completo.

Las vías que abre el lenguaje no verbal en psicoterapia y el trabajo con lo corporal, nos permiten conectar de forma más directa con las emociones, memorias autobiográficas y somáticas situadas a un nivel más profundo (y a menudo inconsciente).

Las intervenciones desde el cuerpo   generarán cambios a otros niveles donde el lenguaje verbal no llega.

Todo movimiento tiene un significado, ese significado llega más allá del aspecto físico y  más allá de las palabras, es descubrir que el movimiento del cuerpo y su aspecto físico son el soporte del universo emocional. Hay una memoria inscrita y guardada en el cuerpo, que se despierta con el movimiento cuando éste deja de ser rutinario y mecánico.

El cuerpo está íntimamente relacionado con nuestro mundo emocional, se registra en nuestro cerebro a través de los mismos canales. Las emociones difíciles o no resueltas se manifiestan a través del cuerpo en forma de tensión, bloqueos, posturas defensivas, memorias sensoriales, secuencias de movimientos que no pudimos acabar en situaciones difíciles, el tipo de respiración, etc.

Esa relación entre el cuerpo y el mundo emocional y afectivo se da también en el sentido contrario: si cambiamos la postura y el gesto, cambian también nuestras emociones, pues nuestra memoria somática está asociada a situaciones donde sentimos esas emociones. Por eso, cuando sonreímos (aunque sea fingiendo) el cerebro emite endorfinas y otras hormonas analgésicas responsables del placer y disminuye aquéllas responsables del estrés (cortisol, adrenalina y dopamina). 

La emoción y el estado de ánimo influyen directamente en el tono muscular, modificándole y reflejándose en la actitud, en la postura y en el movimiento. La actitud corporal no engaña, nos dice de un modo más o menos sutil lo que ocurre en el interior, refleja cómo nos sentimos. El cuerpo nunca es neutro. Hay que saber leerlo, hay que saber escucharle. Todas las emociones en su extensa gama de matices en él se quedan impresas y a través de él se reflejan.  Cada persona a través del conocimiento, exploración y experimentación de su cuerpo y de éste en movimiento se encontrará un mundo interior propio y con un lenguaje que le permite expresarlo. Cuando esta expresión se dirige hacia el otro que a su vez escucha y responde, la comunicación adquiere una gran profundidad emocional.

La relación, por tanto, entre el cuerpo y lo psicológico es bidireccional. Por ello, en psicoterapia, podemos utilizar técnicas corporales como forma de intervención (para ayudar a la persona a conectar e integrar emociones profundas sin el filtro del cerebro verbal y racional) y como forma de evaluación (para conocer procesos internos de la persona que nos comunica a través de lo corporal y no vemos a través de su expresión verbal).

¿Qué objetivos conseguimos con un trabajo psicocorporal?

Algunos de los objetivos que perseguimos en la terapia a través de diferentes técnicas corporales (comunicación no verbal, danzaterapia, expresión corporal, movimiento consciente, etc.) son:

  • Acercarnos al cuerpo desde una perspectiva más conciliadora y amable. Autoconocimiento y autoaceptación del propio cuerpo como algo único y especial.

  • Fomentar la seguridad personal, la confianza y la autoestima.

  • Conectar con las emociones que esconden el cuerpo y expresarlas.

  • Resolver traumas ocultos en el cuerpo y eliminar somatizaciones.

  • Mejorar la comunicación contigo y con las otras personas.

  • Conocer las herramientas del movimiento expresivo a través de la expresión corporal.

  • Trabajar la figura corporal y autoimagen con todas sus posibilidades expresivas verbales y no verbales.