Estoy embarazada. Cómo gestionar mis miedos.

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Las emociones en el embarazo se caracterizan sobre todo por su contraste, se pasa de la alegría más intensa al miedo en un abrir y cerrar de ojos. Alegría e ilusión por la llegada de un hijo y miedo por si no sale bien el embarazo, el niño no está sano o por si serás o no buena madre. El miedo con varios matices: obsesión, ansiedad y estrés.Podríamos decir que se expone a las embarazadas a una cierta presión sobre “lo que se debería sentir” o “el embarazo de libro", ya sea a través del propio ginecólogo como por el resto de mujeres embarazadas que le rodean, la propia matrona y los medios de comunicación (revistas sobre todo).

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La edad influye sobre el tipo de temores que una mujer tiene en el embarazo. Los miedos de las mujeres más jóvenes suelen relacionarse con su papel en su futura maternidad, se cuestionan si van a ser o no buenas madres, temen que la situación les supere, que no sepan criar bien a su hijo, en definitiva, le temen a él. No quiere decir que ese miedo no se tenga cuando son más mayores, lo que ocurre es que estas últimas suelen centrarse en la buena marcha del embarazo y en la salud del propio bebé, es decir, temen a que el embarazo no vaya bien, que se pueda producir un aborto, que el niño no nazca sano, etc. Esto provoca que la futura mamá se preocupe a veces en exceso de la salud y esté demasiado centrada en sus señales físicas. Las mujeres más jóvenes suelen mostrarse más tranquilas en este aspecto.

En definitiva, las mujeres más jóvenes viven el embarazo de una forma más tranquila y despreocupada, pese a los temores que antes comentábamos. Las más mayores, desde el momento que se quedan embarazadas empiezan a sentir miedos que  en muchas ocasiones pueden provocares verdaderos estados de ansiedad y estrés.

Otro de los temores más frecuentes en el embarazo es que las relaciones sexuales puedan poner en riesgo la buena marcha del embarazo (miedo a rotura de la bolsa, al desprendimiento de la placenta, etc.). Incluso aun siendo un buen embarazo, sin riesgos de ningún tipo, ese temor existe y en muchas mujeres provoca la abstinencia total a mantener relaciones con penetración.

En cuanto a la líbido, puede ocurrir dos situaciones opuestas: hay mujeres embarazadas que sienten cómo la líbido aumenta más de lo habitual y su conducta sexual se vuelve más activa y a otras les ocurre exactamente lo contrario por temor a que algo malo ocurra en el embarazo, o porque no se sienten sexualmente atractivas: se ven gordas y deformes y temen no gustar a su pareja, fundamentalmente porque no se gustan a sí mismas. La autoestima por lo tanto se ve afectada en muchos casos.

En el plano laboral, puede afectar a su rendimiento por no sentirse cómoda, tranquila y centrada. Está más pendiente de sus señales físicas  y de otras preocupaciones relacionadas con el embarazo. Por supuesto esto no es generalizable a todas las mujeres embarazadas, hay mujeres cuyos embarazos les genera más vitalidad y no les afecta a su rendimiento, sino más bien todo lo contrario.

¿Qué puede hacer para gestionar todas estas emociones?

 1. Lo más recomendable en estos casos es pedir ayuda psicológica cuanto antes para desdramatizar y relativizar todos estos miedos que hemos mencionado. Existen grupos de apoyo a mujeres embarazadas, así como las clases de preparación al parto que les ayudaría a vivir su embarazo de una forma más tranquila y sana a nivel psicológico.

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2. Practicar yoga, mindfulness y otros ejercicios de relajación para manejar la ansiedad y el estrés. De nuevo con ayuda de un profesional en la materia, que tenga experiencia con mujeres embarazadas y que les ayude a centrar su atención en los aspectos positivos del embarazo así como evitar comprobaciones obsesivas.

3. Evitar lecturas y visitas a internet que puedan llevarle a nuevos  miedos e intensificar los presentes, con la consiguiente angustia y estrés. Emociones que pueden perjudicar la buena marcha del embarazo.

4. Centrarse en atender y compartir todos los aspectos apasionantes y maravillosos que supone la llegada de un hijo, con ayuda de un diario o de pequeños vídeos de la evolución y el crecimiento del bebé.

5. Contar con el apoyo incondicional de la pareja es fundamental para amortiguar las emociones negativas de la mujer embarazada: es muy saludable realizar actividades placenteras juntos y dedicarse tiempo mutuamente para fortalecer el vínculo entre ambos (viajar, salir a cenar, hablar de las preocupaciones a solas, planificar la llegada del bebé, compartir emociones positivas, etc.).

Susana Paniagua

Psicóloga

Grupo Crece