¿Es imposible tener una pareja estable hoy en día?

Vivimos en tiempos cambiantes y acelerados, donde las palabras crisis, ansiedad y disfrute van de la mano. El modelo de pareja imperante hace unos años puede parecer obsoleto para las nuevas generaciones.  Pero, ¿cuál es el modelo actual? Escucho a muchos chicos y chicas jóvenes, en la consulta, plantear en voz alta un miedo que podría traducirse en esta pregunta: ¿Es imposible tener una pareja estable hoy en día?

La respuesta a esta pregunta es algo que angustia a muchas personas que esperan encontrar un/a compañero/a de vida para cumplir determinados sueños. Pero acaso ¿es la estabilidad la clave de la felicidad en pareja? Quizá no o al menos no la única, pero sí es una condición necesaria para poder empezar a construir un vínculo importante con la otra persona.

Existen tres obstáculos que podrían fragilizar dicho vínculo:

  1. El primero es, la intromisión de las familias de origen en la nueva pareja. Cuando permitimos, con mayor o menor consciencia, que nuestras propias familias de origen estén enredadas en nuestra relación dificultamos el poder conocernos plena y satisfactoriamente entre los dos miembros de la pareja. Esto a su vez hace que sea mucho más complicado hacer los cambios necesarios para ajustarnos al otro y que nuestros proyectos vitales confluyan y generen crecimiento mutuo.

  2. El segundo, la complejidad de la vida en pareja. Las relaciones de pareja fluctúan inevitablemente por numerosas fases, algunas maravillosas e inolvidables, otras angustiosas y dolorosas. El problema es que el ideal de pareja perfecta que supera todos los contratiempos sin verse perjudicada, que se entiende con solo mirarse y coincide plenamente en gustos y necesidades, no existe. Ante los primeros signos de decepción o desencanto con algún aspecto de nuestra pareja, solemos infravalorar todo lo ya construido en la relación.

  3. El tercero, fobia al compromiso en esta cultura de consumo. Existe una imagen idealizada de la relación amorosa estable y duradera pero resulta difícil esforzarse por ella cuando vivimos inmersos en redes de contactos, que hacen factible el conectarse con muchas personas en relaciones de fácil acceso y salida. Se busca por tanto compañero/a sentimental pero a la vez uno no se quiere perder nada. Como expresa Z. Bauman en su libro “Amor líquido”, se generan las llamadas relaciones de bolsillo, que se caracterizan por ser agradables y breves. Serían la encarnación de lo instantáneo y lo descartable. Su eslogan podría ser: “Nada de enamorarse. La conveniencia es lo único que cuenta. Cuanto menos inviertas en la relación tanto menos inseguro te sentirás”.

De manera que si quieres luchar en el presente por tener la mejor relación de pareja posible en el futuro, podéis empezar por trabajar estos aspectos:

PRIORIZAR:

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Dotar al vínculo que os une de una prioridad frente al resto de grupos humanos a los que pertenecéis. No significa en absoluto aislarse o desvincularse de vuestras relaciones significativas o vuestros más cercanos familiares. Se trata de blindar la pareja dejando claro al resto que el otro miembro de la pareja y sus necesidades están en primera línea.

ACEPTAR:

Ambos cometeréis errores y pasados unos meses después del enamoramiento inicial harán su entrada triunfal vuestros defectos. Aprender a convivir con los que sean compatibles con vuestro bienestar personal será un trabajo difícil pero muy enriquecedor para ambos. Con los incompatibles, deberéis esforzaros por modificarlos en la medida de los posible.

PEDIR:

Ninguno de los dos tenéis superpoderes para adivinar qué es lo que el otro necesita antes de que lo pida. Si esa es vuestra meta de partida, la frustración no tardará en aparecer. Deberemos asumir la responsabilidad de aprender a pedir (lo que necesitamos afectivamente) y pedirlo bien. Así será más fácil que el otro pueda y quiera satisfacernos.

REVALORIZAR:

Cuando llegan las crisis o la rutina a una relación de pareja, es fácil que si tenemos alguna relación virtual con otra persona a la que muy probablemente ni conozcamos personalmente, esta nueva relación nos parezca más atrayente e interesante que la nuestra propia. Y es verdad, a corto plazo lo es…el problema es que si queremos estabilidad, estamos condenados a tener que superar el hastío y los conflictos. Para ello es mejor no huir encadenando relaciones pasajeras, excitantes pero emocionalmente vacías. Revalorizarnos el uno al otro será una clave importante. Poner la energía común en descubrir y fomentar aspectos del otro y de nosotros mismos que nos aporten valor mutuamente.

De cualquier forma, conseguir una relación estable no debería convertirse en un fin en sí mismo. La estabilidad, entendida como una actitud que ambos miembros pudieran aportar en el día a día y especialmente ante las crisis inherentes a toda vida en pareja, nutriría y fortalecería dicha relación.  

Nayra Herrera Vaquero

Psicóloga familiar y de pareja

Grupo Crece