“Un mal concepto de nosotros mismos es una profecía que siempre acaba cumpliéndose: provoca en nosotros una mala conducta”.
“Karma”, “Ley de Murphy”, “mala suerte”… son muchas las teorías que hemos construido para explicar el hecho de que nuestros mayores miedos anticipatorios se cumplan llegado el momento de enfrentarnos a las situaciones. Sin embargo, todas estas explicaciones tienen algo en común: ponen el foco de los sucesos fuera de nosotros, nos eximen responsabilidad, generando una situación de falta de control.
¿De verdad creemos que las cosas que nos suceden están totalmente fuera de nuestro control? ¿Qué no tienen nada que ver con nuestra manera de enfrentar las situaciones, con las emociones con las que enfrentamos los retos o con las habilidades que ponemos en escena? Lo cierto es que, para bien o para mal, tenemos mucho más poder en nuestra vida de lo que en muchas ocasiones somos conscientes. Esta es la teoría que ilustra la profecía autocumplida.
La profecía autocumplida es la capacidad que tenemos de generar situaciones reales cuando hemos pronosticado una conclusión determinada. Se basa en la premisa de que cada acción está determinada por una sucesión de pasos que se influyen unos a otros:
1.Premonición.
Puede ser un miedo, un estereotipo, un pensamiento automático negativo…
2.Emoción.
La emoción que se desencadene tras la premonición, que en el caso de ser negativa, tendrá un tono también negativo (ansiedad, desesperanza, miedo…)
3. Actitud.
La actitud que generemos tendrá como base la emoción.
4.Acción.
Las opciones de acción, de movimiento, serán acordes también a la actitud y a la emoción.
5. Resultados.
Los resultados serán los obtenidos por esa parte de nosotros que se moviliza desde una premonición, emoción, actitud y acción. En función del tono de los cuatro puntos anteriores, los resultados obtenidos serán primordialmente positivos o negativos.
Si nos paramos a identificar los momentos en los que la profecía autocumplida se hace patente en nuestro día a día y en nuestras vidas seguramente nos daremos cuenta de cuan generalizado está este proceso.
El inicio para identificarlas sería preguntarnos cuales son las premoniciones que estamos haciendo que puedan ir en contra de nuestros propios intereses.
Pongamos por ejemplo:
Nuestra pareja, un amigo o una amiga nos han invitado a conocer a un grupo de compañeros del trabajo.
Analicemos primero una profecía autocumplida en negativo:
1. Premonición: va a ser un rollo, no pinto nada, no voy a tener nada de qué hablar con esas personas….
2. Emoción: desgana, apatía, irritabilidad…
3. Actitud: distante, pasiva…
4. Acción: miro el móvil constantemente, espero a que vengan a hablar conmigo, soy parco en mis respuestas…
5. Resultado: es un rollo, no te integras, y no generas temas en común con las personas.
Analicemos ahora una profecía autocumplida en positivo:
1. Premonición: puede estar bien, a mi pareja, amigo o amiga le hace ilusión que vaya, seguro que es una buena idea ya que nos conoce a todos y le ha parecido que podemos encajar bien.
2. Emoción: expectación, alegría, ilusión.
3. Actitud: activa, abierta…
4. Acción: busco encontrar los temas comunes, sonrío, atiendo a las conversaciones
5. Resultado: paso un rato agradable.
Sin duda, hay una parte de los eventos de nuestra vida que no están en nuestro control, pero es importante detectar en qué situaciones es nuestra propia predisposición lo que nos lleva a generar unas situaciones determinadas.
No se trata de una falsa ilusión de control (en la que pensemos que todo lo que nos ocurra dependerá de nosotros), pero sí consiste en tomar conciencia de nuestra parcela y plantearnos las diferentes opciones que a priori están en nuestra mano. De esta manera podremos predecir los pasos que se desencadenarán de cada opción, pudiendo elegir la que más nos convenga, aunque no sea la opción que nos pueda salir de manera natural.
La profecía autocumplida está en nuestras vidas, seamos o no conscientes de ello. Pero solo si tomamos conciencia de su proceso y de los ámbitos en los que se manifiesta en nuestra vida, podremos tomar un verdadero control sobre la parcela que depende de nosotros, pudiendo revertir sus efectos en pos de nuestros propósitos.
Psicóloga, coach y formadora