Lo que las nuevas tecnologías pueden aportar a nuestros hijos: una visión positiva

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Las nuevas tecnologías han invadido todas las áreas de nuestro día a día. En pocos años, hemos pasado de no conocerlas a situarlas en un lugar central de nuestro trabajo, nuestra educación, nuestra manera de relacionarnos, nuestro ocio… Son tantas las opciones que nos ofrecen, que su  diversidad y avance, son más rápidas que nuestra capacidad para integrar los cambios, y adaptarnos a ellos de una manera consciente.

Este es  uno  de los problemas que nos supone hoy en día la tecnología: Nos resulta inviable abarcar todas sus opciones, conocerlas y saber manejarlas, optimizando sus aportes positivos y neutralizando los posibles peligros que puedan ofrecer. 

 

Esta realidad toma gran importancia en la educación de las nuevas generaciones, más aún cuándo crecen en este mundo tecnológico de manera natural, con más capacidad para explorar y conocer que las generaciones anteriores, que han tenido que incorporar la tecnología de una manera más gradual.

La diferenciación entre nativos  digitales e  inmigrantes  digitales, términos adoptados por Marc Prensky,  es crucial para entender el problema de las tecnologías en las familias actuales. Nos encontramos en un momento  en el que dos generaciones conviven con una  concepción diferente de la tecnología,  lo que está  dificultando en ocasiones el entendimiento y el encuentro entre ambas, en torno a este asunto. 

Los inmigrantes digitales, es decir, los padres, vive en el mundo de la tecnología desde el temor, la inexperiencia y una sensación de falta de control, mientras que los nativos digitales, sus hijos, viven la tecnología como algo normal de su
día a día, desarrollándose y creciendo en ella en la misma medida en la que se desarrollan y descubren otros ámbitos del mundo.

La tecnología es un hecho, percibirla como el enemigo, temerla y relacionarnos con ella desde los peligros que pueda suponer es un esfuerzo titánico por frenar algo imparable. Conocer las opciones que nos aportan, entendiendo que en la realidad de nuestros hijos está integrada la tecnología y lo estará, nos ayudará a percibir la tecnología de una manera natural, pudiendo maximizar sus puntos favorables y cuidando a los niños de sus puntos más negativos.

Al igual que en otras muchas áreas, como padres necesitamos hacer un esfuerzo por comprender la función que cumplen las tecnologías en la vida de nuestros hijos.  De este modo, podremos relacionarnos con  ellas de una manera más realista y conocer de una manera más profunda a nuestros hijos, sus motivaciones e intereses,  pudiendo hacer hincapié en nutrirles como padres en esos aspectos que ellos buscan en las nuevas tecnologías. 

Por lo general, los intereses de los  niños y adolescentes en torno a las nuevas tecnologías y redes sociales están relacionados con los siguientes aspectos:

1. Evasión, descarga de adrenalina, desconexión.

Los niños encuentran en los videojuegos una manera de descargar la energía que tanto les caracteriza de una manera rápida, fácil y accesible. Los adolescentes comienzan a sentir el peso de la exigencia de la sociedad sobre ellos. Lo que antes era disfrute y juego empieza a ser esfuerzo y trabajo, por lo que su necesidad de desconexión y de evasión también se acentúa.

Comienzan a valorar más su tiempo de ocio, como una adaptación a la vida adulta en la que deber y ocio están diferenciados. Los videojuegos les permite compatibilizar ambas de una manera rápida, ya que pueden tener ocio y obligación en el mismo lugar y sin una gran transición de tiempo entre uno y otro. Desde el rol de padres comprender su necesidad de evasión y desconexión y promover
alternativas que involucren un rol más activo puede favorecer este control sobre las nuevas tecnologías de modo que, otras actividades puedan alternar con los videojuegos.

Conocer las características de los videojuegos que les gustan a nuestros hijos y compartir ese espacio con ellos será una manera de crear un clima favorable que facilite la comunicación y la puesta de límites.

2. Autoconcepto

Las redes sociales giran mucho en torno a la persona, al perfil de cada uno. Las nuevas generaciones cuentan con las nuevas tecnologías como una fuente más de creación de su autoconcepto: observan
modelos, exponen sus preferencias, se crean su personalidad y la muestran. 

El ejercicio de buscar qué les caracteriza, lo que les hace especiales para mostrarlo al mundo, hace que las nuevas generaciones tengan un mayor conocimiento de ellos mismos, de cómo son, qué imagen proyectan y qué emociones generan en los demás. Desde nuestro rol de padres al conocer el autoconcepto de nuestros hijos, como se perciben, es una gran ventaja, ya que dicho autoconcepto tendrá un papel protagonista en sus relaciones, actitudes y decisiones presentes y futuras.

En muchas ocasiones nos centramos tanto en los aspectos en los que nuestros hijos pueden mejorar que olvidamos recordarles lo positivo que vemos en ellos.  

Llenando su autoconcepto desde casa, su necesidad de construirlo en base a los demás será menor.

3.  Autoestima

Las redes sociales son fuente también de refuerzo y crítica, dos cosas que tendrán un papel  importante en la autoestima de nuestros hijos. A través de las redes sociales, sienten más libertad para expresar lo que les gusta y lo que no, los sentimientos y sensaciones que les generan diferentes fotografías o comentarios, sus opiniones y vivencias. Además, las redes sociales e internet por lo  general, es una oportunidad que permite a los menores relacionarse con personas con un perfil afín a ellos, con los mismos intereses y motivaciones. Esto les otorga más libertad para elegir quien quieren ser, sin sentirse raros o diferentes, viviendo en un mundo más global en el que tienen facilidad de conocer gente con gustos diferentes, aunque no sean los mayoritarios en su entorno.

3. Construcción de un concepto sobre diferentes realidades

A través de las vivencias compartidas, de las noticias a las que acceden, de los vídeos que crean moda entre los jóvenes, éstos van creando su propia conciencia sobre la realidad, sobre el mundo. El aumento de información a la que acceden les permite tener una imagen del mundo más globalizada, más realista y más documentada, aunque no toda la información sea igual de valiosa. Como padres podemos reforzar esta actitud de búsqueda e información en  nuestros hijos y ayudarles a crearse un criterio que les permita filtrar la gran cantidad de información que reciben de una manera óptima, generando en ellos un espíritu crítico.

4. Construcción de red social

La construcción de la red social funciona en dos sentidos: afianzar las relaciones que han establecido en sus círculos y creación de nuevas relaciones. A través de las redes sociales afianzan las relaciones que tienen con su entorno y mantienen la relación con personas que dejen de estar  a su alcance por alguna razón. Tratan temas comunes, muestran sus lazos en público como una manera de afirmarse en la importancia que tiene para ellos esas relaciones y expresan sus sentimientos de una manera más abierta de lo que se permiten hacerlo en público. Esto hay que entenderlo como un extra: hoy en día expresan más sus emociones y perspectivas. Internet brinda a las nuevas generaciones un sinfín de opciones para relacionarse con personas que a priori tengan cosas en común con ellos. A través de los foros o las cuentas dedicadas a determinados clubes deportivos, a cantantes, a hobbies, etc., se convierten en seres activos en sus relaciones, eligiendo el grupo que sienten que les aporta algo, en el que se sienten a gusto y en el que se sienten aceptados. Incluso esos niños que pueden tener el estigma en el colegio, se sienten aliviados al observar que no son los únicos, al compartir experiencias con otros iguales, al observar que no son peores, ni raros.

5. Comunicación

Vivimos en la Era de la Comunicación. La comunicación es algo que nos caracteriza como especie, por lo que está en nuestra naturaleza buscarla y potenciarla. A medida que avanzan las nuevas tecnologías, más capacidad de comunicación tenemos. Las nuevas generaciones tienen integrada
esta actitud de búsqueda de maneras de comunicación: las exploran, las comparten, las ponen de moda e incluso las crean.  Muchos padres se preocupan de que se comuniquen solo a través de lo virtual, sin embargo, tenemos que entenderlo como un extra: los niños que tienen facilidad de
comunicación en persona también ejercitan su comunicación en lo virtual, y los niños que tienen dificultades en lo personal, encuentran un entorno que no les es tan amenazador y que puede servir como un contexto de entrenamiento, en el que desarrollen habilidades que les haga sentirse seguros para avanzar en el cara a cara. Crear ese clima de aceptación de la tecnología nos hará aumentar nuestra capacidad de comunicarnos con nuestros hijos, ya que para ellos es un tema que les moviliza y les motiva.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga familiar

Grupo Crece

No te dejes manipular: Identifica a las personas manipuladoras

Todos ejercemos influencia en los demás o en nuestro entorno y, a su vez, somos influidos por los otros y las circunstancias. Es inevitable, somos seres sociales dependientes de los demás y vivimos en una sociedad muy compleja en la que es imposible tomar en cuenta y controlar todos los factores. En una gran parte de ocasiones esa influencia es positiva y bienintencionada. Por ejemplo, cuando educamos a los niños ejercemos una gran influencia sobre ellos, les moldeamos hacia valores que nos parecen los más sanos, les enseñamos lo bueno y lo malo y que las cosas tiene consecuencias. Intentamos ejercer una sana influencia, al igual que lo hacen nuestros maestros o mentores, nuestra pareja, nuestros amigos están llenos de buenas intenciones y de buenas influencias. Los niños también ejercen una influencia en nosotros y, muchas veces, "nos manipulan".  cuando lloran y les damos lo que quieren sin pensar si es correcto o no, si era lo que realmente necesitaban..., al verles llorar y llorar caemos en sus redes ya que no soportamos verles sufrir, pero ellos aprenden una estrategia magnífica para manipularnos el resto de las veces y así conseguir a través del chantaje emocional lo que ellos quieren en ese instante.Y desde ese momento serán manipuladores y chantajistas en potencia salvo que les conduzcamos a ser también buenos "influenciadores" en los demás y no caigamos en sus redes.

Existen también formas aceptadas socialmente donde uno puede "manipular". Por ejemplo la "mentira social". Todos entendemos que es sano mentir para no hacer daño "mentira piadosa" y que los niños o adolescentes ocultan cierta información o mienten en el proceso de construcción de su identidad, de adultos también mentimos para dar una imagen y quedar bien, sonreímos aunque no lo sintamos ("sonrisa social"). Es adaptativo generar buen rollo. Además permitimos y potenciamos las habilidades de persuasión y negociación necesarias en la educación, en el trabajo en equipo, en la venta de productos y servicios, en la solución de conflictos internacionales. La sociedad se sustenta también sobre ello.

Pero existe un lado oscuro en la manipulación muy dañino, que puede hundir psicológicamente a la persona que lo sufre. Y hay personas realmente expertas en el arte de manipular que pueden parecer inofensivas a simple vista, pero que son muy tóxicas y peligrosas. Hablaremos en términos genéricos, pero tanto ellos como ellas pueden ser grandes y perversos manipuladores.

En algunas ocasiones, estas personas no son conscientes de sus estrategias de chantaje, presión o manipulación, han aprendido a satisfacer sus necesidades más básicas e importantes de forma indirecta a través de la manipulación, no tiene intención de dañar pero no han aprendido a ser asertivas o han desarrollado una personalidad complicada, en algunos casos se trata de patologías clínicas. En otras ocasiones, el manipulador sabe lo que hace y disfruta teniendo la batuta de mando, en un extremos de estos personajes también hablaríamos de casos clínicos con algún tipo de patología psicológica.

Tanto a los primeros como a los segundos debemos pararles los pies para mantener nuestra autoestima a salvo, y generar relaciones sanas con los demás.

Los manipuladores se esconden detrás de muchas estrategias de comunicación que dominan a la perfección y que crean una falsa impresión en los demás o generan un desconcierto que nos dificulta actuar en el momento y defendernos. 

Algunas de ellas son:

1. Incoherencia entre el mensaje verbal y no verbal.

Son muy hábiles con la comunicación no verbal con lo que verbalmente nos dan un mensaje constructivo pero a nivel no verbal dan un mensaje opuesto, nos dicen sí pero con el cuerpo dicen no, esa ambigüedad nos deja desarmados hasta que conseguimos reaccionar.

2. Mensajes indirectos o ambígüos que no dicen nada pero que pueden significar todo.

Ante estos mensajes se despierta nuestra mente obsesiva y buscamos posibles interpretaciones, al final entramos en un bucle que nos provoca más inseguridad.

3. Ironías, sarcasmo, bromas...

Lanzan muchos mensajes hostiles o inapropiados disfrazándolo de broma, y ante las quejas apelan a que no tenemos sentido del humor.

4. Son expertos en el manejo de las emociones

Pueden mostrar mucho equilibrio emocional, hasta que un día se enfadan mucho, se indignan mucho, se muestran hundidos o preocupados. la tendencia es a darles credibilidad a esas emociones ya que habitualmente no aparecen, con lo que creemos que dichas emociones corresponden a sentimientos auténticos, así estas personas consiguen en ese momento lo que quieren.

A veces, el manipulador usa un registro emocional habitualmente: voy de triste  y dando pena, voy de víctima y culpabilizo a todos, voy de inseguro y me resuelven los problemas siempre, voy de hostil y genero miedo...

Otras veces, irradian emociones positivas y nos seducen, nos llenan de halagos, refuerzos, consideraciones, muestran su admiración hacia nosotros... eso nos encanta y nos acomodamos y confiamos con esa persona. en cualquier momento pasará al otro extremo emocional, nos despreciará, nos criticará de forma desmesurada y nos ignorará.

5. Generalizaciones y afirmaciones tajantes.

Hablan con tanta contundencia sobre como somos y lo que somos, "eres débil", "eres despreocupada", "nunca llegarás a medrar en esta empresa", que nos dejan sin palabras y con el miedo en el cuerpo.

6. Nos exigen por encima de lo humanamente razonable

Si somos personas que nos gusta hacer las cosas bien, valoramos el esfuerzo... siempre nos sentiremos de menos.

7. Nos ocultan información

Así provocan que nos sintamos como perdidos o fuera de lugar o menos importantes.

8. Provocan rumorología y difamaciones sobre los demás

De manera tan sutil a veces, que ellos no son los protagonistas de las difamaciones pero sí los que lanzaron el primer dardo. 

9. En su vocabulario, de manera sutil o directa suele estar presente la amenaza y la coacción

Si tu no haces lo que yo quiero.... no tendrás lo que necesitas.

10. Y ya para rematar, multiplican el efecto de la manipulación si utilizan estas estrategias delante de más personas.

Ser manipulado delante de otros, implica que los presentes van a caer también en la influencia del manipulador creando una sensación negativa sobre la persona objeto de la manipulación y provocando a largo plazo rechazos, falta de apoyo, etc.

Veremos ahora en detalle algunas situaciones de manipulación y chantaje:

1. La manipulación del control: yo hago lo que tú dices, lo que tú quieres... y casi ni me entero

Este tipo de manipulador/a es alguien muy controlador, las cosas deben ser a su manera y además le gusta tener adeptos, pupilos que no le pongan pegas a nada, se rodea personas que le admiran y nunca le pondrán en tela de juicio sus decisiones. Es posible que este pupilo esté sobre explotado pero lo hace "por la causa", sea la que sea y hace de esa causa algo suyo por encima de sus necesidades reales.

2. La manipulación del amor: la tiranía de las reglas del cariño y del amor

Esta persona manipuladora nos quiere, nos lo hace saber de mil maneras, pero detrás de ese amor está su necesidad de dañar para conseguir sus objetivos o satisfacer sus necesidades. A veces, es muy inconsciente pero genera daños muy grandes, ya que la personas que te manipula forma parte de tu red de apego y de relaciones seguras.

Pongamos algunos ejemplos:

Nuestra mejor amiga que al final se lleva el puesto de trabajo porque ha sabido sacarnos la información necesaria y se ha presentado ella primero a la entrevista ocutándonoslo.

Obligamos a nuestra pareja a apuntarse a un curso de baile sabiendo que no le gusta nada pero es una condición imprescindible para no sacar más el tema de la ex, que tantas discusiones provoca.

Una madre cuyo discurso habitual es "yo lo doy todo por mis hijos y quiero que sean felices" que se siente incómoda con que uno de sus hijos no haga lo que ella considera adecuado y busca momentos clave para hacerle críticas desajustadas o hacerle sentir mal hijo.

"Quién te querrá sino yo"... con este mensaje nos vemos avocados a hacer lo que el otro quiere por miedo al abandono.

3. La manipulación del victimismo: te obligo a hacerte cargo de mí aunque yo no lo necesite de verdad

Se trata de personas que tienen dificultad para hacerse responsables de su vida y ser autónomas, entonces buscan parásitos en los que anidar y que les resuelvan todo. Suelen utilizar también las reglas del cariño y ser muy afectivos, amorosos, buenos amigos, buenos padres, buenas parejas. El mensaje velado es: "con todo lo que yo te doy, lo maja/o que soy...deberías hacerte cargo de mi problema y ayudarme".

4. La manipulación que no ves venir: "me la dio con queso" 

Son personas que se parecen a Dr. Jekyll y Mr. Hyde, la primera fase de la relación, que puede durar desde días a unos meses o incluso años es maravillosa, todo fluye, hasta que la persona manipuladora empieza a mostrar sus auténticas intenciones. Este tipo de manipuladores sí son conscientes de la situación.

Por ejemplo: 

Alguien comienza una relación con otra persona que tiene, exito, dinero... Después de asentar la relación con algún hijo, o con alguna propiedad a su nombre, etc. La persona manipuladora rompe la relación añadiendo que nunca hubo amor, y lanzando comentarios destructivos hacia la pobre víctima del engaño para parecer víctima ella misma.

Puede ocurrirnos con la pareja, los amigos, socios de una empresa, compañeros de trabajo... y todo ello suele estar motivado por ambiciones e intereses personales y egoístas, quizá a veces, también por envidias, venganzas, rencores...

5. La manipulación a través de la seducción: te puse en el pedestal para confundir tu realidad

Son personas zalameras, con carisma, seductoras, siempre tienen una palabra amable, te hacen sentir especial, divertido, único, inteligente... todas las cualidades que tú valoras. Una vez que te tiene en sus redes pueden empezar a hundirte hasta que toques el fango. En muchas ocasiones juegan de manera intermitente, por un lado te aprecian y te valoran muchísimo, por otro lado te humillan, te rechazan, te infravaloran, te ningunean, te critican...

A veces este juego es inofensivo con personas zalameras y seductoras que nunca se van a aprovechar de nuestros sentimientos aunque sabemos que a ellas no les podremos decir no.

6. La manipulación a través del poder:  “Juegos de poder y de miedo”

Nuestra sociedad es jerárquica en muchas de sus estructuras, unos tiene mucho, otros tiene poco y mucho que perder si lo pierden. en este contexto juega un papel esencial "La ley del más fuerte" que tiene siempre las de ganar.

Por ejemplo:

Nuestro jefe puede obligarme a hacer horas extras por miedo a perder el ascenso que me permitiría poder tener otro hijo.

Nuestro compañero sabe más del tema y tiene más experiencia así que toma todo el protagonismo y yo quedo como un cero a la izquierda.

En la familia siempre se hace lo que quiere Fulanito, no se discute, siempre es el elegido.

7. Traspaso de responsabilidad y control: "yo nunca tengo la culpa, es tuya"

Hay personas expertas en barrer para afuera, nunca es responsabilidad de ellas, nunca lo hacen mal, nunca se equivocan pero siempre hay cabezas de turco o excusas que se llevan el muerto.

8. Manipulación contra la autoestima: destacar el “error” o la “debilidad”

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Estos manipuladores siempre hacen notar la debilidad o el error de otros aprovechando pillarles en un momento bajo, de mayor vulnerabilidad  inseguridad. como lo hacen usando un lenguaje sutil y ambígüo es difícil defenderse de la crítica y autoafirmarse con lo que nos vamos hundiendo progresibamente y bajando nuestra sensación de valía y control personal.

9. La manipulación a través de la humillación: todos lo han visto y oído

Similar al punto anterior, en el que el manipulador destaca el error o la debilidad, en este caso se hace en público.

Puede tratarse de un ligero comentario ambígüo o generalista en tono de ironía, que ante la respuesta ofendida o autoafirmativa del manipulado, se le tacha de poco sentido del humor o de no recibir bien las críticas... el manipulador es tan hábil que generará tensión en el manipulado mientras que romperá el hielo con el grupo y así quien queda señalado es el manipulado y no el manipulador, que al fin y al cabo ha dado sólo una opinión o ha hecho una inofensiva broma.

Puede tratarse de una presión más intensa, ridiculizando a la persona en público, humillándola, dejándola en evidencia, a veces incluso puede falsear pruebas y mostrarlas en público para hundir al contrincante.

Ninguneos, desprecios, exclusiones... que van calando sutilmente en el grupo, o que este por miedo a represalias prefiere callar.

Desde aquí se formaja el mobbing o bullyng, formas de manipulación y acoso en las que se implica el silencia y la falta de apoyo del grupo de referencia.

10. Amenaza de pérdida o daño: "ya no me querrás, me abandonarás, me harás daño, me pegarás, me matarás, me despedirás, me difamarás..."

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Es una manipulación que es en sí misma un maltrato y conlleva mucha agresividad que puede ser física, verbal o una agresividad soterrada que no se ve ni oye pero se respira. Se basa en el miedo del manipulado ante la pérdida de ciertas circunstancias si no cede a las necesidades del manipulador.

Aquí caben las agresiones físicas y sexuales que nos manipulan a través del miedo, las amenazas de todo tipo, las coacciones, aprovechar el estatus de poder para explotar a los demás, las vejaciones y humillaciones...

Pero también caben manipulaciones más difuminadas en las que un día te elevo en un pedestal y otro, de repente te bajo a los infiernos, provocan un caos psicológico de indefensión y de no saber qué hacer ya para resolver los problemas, conseguir el afecto del otro, encontrar una salida... que acaba reproduciendo reacciones de indefensión aprendida y hundiendo al manipulado que deja de defenderse.

11. La manipulación del ninguneo: no te saludo, no te miro, no te informo... ¡estás fuera!

En este caso, si obviamos la parte más agresiva, de humillaciones, críticas, etc, y nos centramos sólo en la manipulación de la exclusión y del ninguneo, estaríamos en este caso de manipulación qeu aquí describimos. Somos individuos sociales y necesitamos sentirnos integrados, quien nos deja fuera, nos hace sentir invisibles y cada persona necesita su dosis de pertenencia y protagonismo.

Es una manipulación que podemos hacer para evitar que alguien se meta en mi camino y entorpezca mis objetivos. 

Por ejemplo: 

No le voy a presentar a mi jefa a mi compañera, voy a pasar de ella, no vaya a ser que ascienda antes que yo.

Es un rival sexual para mí, le voy a ignorar así se sentirá incómodo y los ojos de mi chico serán sólo para mí.

12. La manipulación racional: lo digo tantas veces y tan bien que te lo crees

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El manipulador se apoya en esto de si digo una mentira muchas veces y con total seguridad y contundencia, al final parecerá una verdad. tenemos ejemplos de muchos personajes públicos que nos engañan continuamente y creemos en ellos, y aunque siempre se pilla al mentiroso, puede ser ya tarde para reaccionar.

Vendedores fraudulentos que venden humo, profesionales que ofrecen servicios que ofrecen soluciones mágicas a problemas serios para la gente.

Ese/a jefe/a que con su dialéctica nadie le rechista y parece hasta que tiene razón. Ese amigo, mi pareja, alguno de mis familiares... apelando a las reglas de la lógica verbal y manejando una comunicación no verbal impecable, nos manipulan para salirse con la suya sea cual sea su objetivo.

¿Todos conocemos a alguien así, verdad?

13. La manipulación por emociones desajustadas

Si ante una situación determinada una personas reacciona con una emoción desproporcionada (enfado, alegría, tristeza, miedo...), podrá ser que esta personas no tuviese habilidades de gestión emociona suficientes y se sobre estimule en ciertos momentos.

Podría ser también, que esta personas hiciese un teatro para provocar un efecto en los demás, el natural ante la expresión de una emoción intensa.

Tristeza y llanto me puede llevar a conseguir que me cuiden o me hagan caso.

Agresividad y hostilidad, me permiten colarme en una cola, salirme con la mia...

Miedo terrible o pánico hace que esta personas no afronte una responsabilidad y quizá otros la afronten por ella.

Etc.

 

 

 

 

14. La manipulación para eliminar las emociones: reproches “contra natura”

Pero las emociones no siempre son desajustadas o no siempre son engañosas, un manipulador puede utilizar la expresión de emociones y sentimientos genuina y necesaria de una persona para atacarla y manipularla, impidiendo que esta persona pueda expresarse en libertad y satisfacer sus necesidades de liberación emocional o de autoafirmación. A largo plazo provoca personas anuladas y con la autoestima muy baja.

Ante esto, ¿Qué podemos hacer para defendernos de los chantajes, manipulaciones y presiones de este tipo?

Lo primero y más importante identificarlo.

En un siguiente poste analizaremos las maneras de librarnos de los manipuladores y las herramientas con las que podemos contar para ello.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo Crece

 

 

 

El duelo en los niños/as

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La perdida es una de las experiencias vitales que más dolor causa al ser humano. La sensación de angustia al sentir que algo amado ya no esta a nuestro alcance es algo que experimentamos desde nuestros primeros meses de vida, cuando no hemos adquirido la permanencia del objeto, capacidad que nos permite ser conscientes de que, aunque no estén a nuestra vista, las
cosas siguen existiendo.

El proceso de adaptación a la pérdida se conoce como duelo. Muchas veces nos referimos al duelo como el periodo emocional que sucede a una muerte de un ser querido, sin embargo, experienciamos tantos tipos de  duelos como tipos de pérdidas en nuestra vida: la pérdida de trabajo, el fin de una relación o tener que emigrar a otro país son experiencias vitales que conllevan un duelo. Cada duelo es, por lo tanto, una experiencia diferente, con una manifestación, intensidad y una duración particular.

Y si las pérdidas están presentes a lo largo de toda nuestra historia, también lo estarán los duelos, aunque la conciencia de que los niños puedan sufrir procesos de duelo es poco extendida aún hoy en día: tendemos a pensar que los niños se olvidan pronto de las cosas, que no se dan cuenta de lo que sucede o que superan las cosas con más facilidad. También buscamos protegerles del dolor ocultando las pérdidas o minimizándolas. 


Lo cierto es que los niños perciben la perdida y el sufrimiento que conlleva, aunque es posible que la expresión de su dolor sea diferente a la de los adultos: 

  • Los niños tienen más dificultad para diferenciar entre la tristeza y el enfado. Además, al ser esta última una emoción que conlleva conductas más llamativas, los niños suelen elegirla como medio de expresión de su malestar.

  • Pueden experimentar conductas regresivas, como descontrol de esfínteres o pérdida de habilidades adquiridas.

  • Los niños pueden aislarse si no comprenden su malestar y se ven incapaces de comunicarlo.

  • Pueden jugar a juegos en los que la muerte este mas presente de lo habitual.

  • Los dibujos son un medio por el que los niños expresan sus emociones, por lo que los cambios en el universo emocional de los pequeños se harán presentes en él.


Como podemos ayudar a los niños a gestionar sus duelos?:

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  • Hablar claramente de la perdida, explicarle lo ocurrido para evitar sentimientos de culpa.

  • Proteger a los niños desde la comprensión y la legitimación de sus emociones. Si les ocultamos y negamos la perdida se sentirán confusos y no sabrán a quien acudir.

  • No hacer de la perdida un tabú: compartir y escuchar, legitimar el derecho del niño a sentir.

  • Comprender los sucesos de la infancia que pueden suponer duelos para los niños: la pérdida de un muñeco importante para ellos, no ser aceptados en el cole, separarse de un amigo, que mamá o papá amplíen su horario de trabajo o el nacimiento de un hermano son sucesos que los niños pueden vivir con gran impacto emocional, aunque desde la perspectiva adulta puedan tener otro significado.

  • Proponer a los niños rituales que les ayuden a superar el duelo o a hacerlo menos doloroso: enviar un globo al cielo con un mensaje para la abuela o el abuelo, hacer una fiesta de despedida antes de cambiarles de colegio y que los amiguitos escriban en un libro mensajes de ánimo... Los rituales de despedida son de gran importancia en todo proceso de duelo ya que nos preparan para afrontar la nueva situación.


En los niños, como en los adultos, la expresión de las emociones y pensamientos negativos, así como sentirse apoyados y queridos, aún en sus momentos más bajos, son la base que necesitan en su proceso de duelo.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece


Grupo Crece en Malakids

El equipo de Grupo Crece, estuvimos en el festival Malakids el fin de semana 27 y 28 de Septiembre. Es un Festival urbano para las familias que se organiza cada año en el barrio de Malasaña. 

Fue toda una experiencia en la que pudimos ofrecer parte de nuestros talleres para niños, adolescentes y familias de forma gratuita en las carpas del festival.

Os dejamos algunas imágenes inolvidables del evento. ¡¡¡Esperamos que las disfrutéis!!!


Los personajes de mi vida: esos roles que reproducimos...

¿Os suenan frases como  “pareces otro delante de tu mujer” o “cuando estás con tus padres no te reconozco”?

Frases de este estilo nos han acompañado en diferentes momentos de la vida y es posible oírlas de muchas personas. Algunos reaccionan desde la preocupación ante este tipo de afirmaciones, entendiéndolas como un ataque o duda sobre algo vital en nuestras vidas: nuestra identidad. Sin embargo, esto no es más que la evidencia del juego consciente o inconsciente que jugamos en nuestro día a día a lo largo de nuestra vida: un juego de roles.  En cada uno de los ámbitos de nuestra vida (trabajo, familia, amigos, etc.)  desempeñamos un rol, un personaje que tiene una función determinada y unos comportamientos que componen una perfecta sinfonía para conseguir que esa función se vea reforzada. Hay personas que tienen un rol en el que se sienten cómodos  y buscan la manera de jugar siempre desde el mismo personaje, mientras que otros adaptan su rol a las necesidades del entorno en el que tengan que actuar, jugando roles diferentes en función de las circunstancias.

¿Es mejor mantener siempre un rol o jugar diferentes roles?

Como casi toda diciotomía, no podemos afirmar que exista una opción buena de manera absoluta.  Pongamos como ejemplo una persona fijada en el rol del luchador, encarnado en el personaje del Guerrero. Un Guerrero, para serlo, necesitará siempre causas por las que luchar, estará siempre en alarma y con la espada lista para desenvainar, haya o no razones para hacerlo. Pueden incluso llegar a buscar conflictos en los que participar y dificultades que superar con el fin de no perder su identidad de luchadores, con el desgaste que supone vivir una vida de batallas. Ahora veamos el caso de una mujer Maga en su vida laboral (sacando trabajo adelante en las peores condiciones, con soluciones para cada problema y siempre con un toque de creatividad) que en su familia juega el rol del Demonio de Tasmania (no queda nada en orden a su paso, olvida fechas importantes y genera más problemas de los que soluciona). Nuestra Maga-Demonio seguramente sentirá malestar al ver las diferencias que existen en sus roles, sufriendo un conflicto de rol que le puede generar una crisis de identidad.

El conflicto de rol se produce cuando sentimos que en nuestra vida desempeñamos roles incompatibles o cuando pensamos que un grupo de personas tiene expectativas de nosotros que no se corresponden con nuestros comportamientos actuales.

 

 

El punto de bienestar, como en muchos otros aspectos de la salud mental, está en la libre elección. ¿Has elegido los roles que desempeñas?, ¿te sientes a gusto en esos roles?, ¿te gustaría explorar un nuevo rol en algún ámbito de tu vida?

Como hemos explicado al inicio, los roles solo forman parte de un juego en el que nosotros elegimos la dirección en la que queremos mover nuestra ficha .

Muchas veces el miedo a las reacciones de los demás ante un nuevo rol nos impide explorar y nos hace anclarnos en el rol del bueno, del gracioso, del superhéroe e incluso del gruñón. Pero ante este miedo debemos plantearnos si nos merece la pena que los demás solo conozcan una de nuestras facetas o si queremos generar relaciones plenas en las que nos sintamos libres de explorar y elegir el rol que mejor nos sienta en cada momento.

Quizá tus amigos agradezcan que no coartes tu faceta mimosa con ellos, o tus padres que les deleites con tu fabulosa tortilla de patatas. 

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Cómo ayudar a los hj@s adolescentes a mejorar su imagen

Durante la adolescencia se sufren una infinidad de cambios, pero probablemente, los más drásticos son los cambios físicos. Una mala adaptación a estos cambios físicos y por lo tanto, la falta de aceptación de los mismos, pueden hacer estragos en la auto-estima de un adolescente.

 Forjar una imagen corporal positiva y saludable es una tarea muy importante para el adolescente, puesto que repercutirá tanto en su auto-estima como en la confianza que tendrá en sí mismo. Aunque la imagen corporal es cambiante y sensible a los estados de ánimo y su ambiente físico, también se forma a partir de las experiencias que el adolescente tiene y de la gente a su alrededor –padres de familia, modelos a seguir, los medios de comunicación, y sus compañeros, quienes le dan una idea de qué es valorar su cuerpo.

Es aquí donde entra el papel de los padres para fortalecer la imagen corporal de sus hijos. Y esto puede hacerse de diversas maneras, poniendo atención a detalles como la forma en que se elogia al hijo(a) adolescente, el tipo de amistades que los padres frecuentan y fomentan en los hijos, el tipo de comida que se les ofrece, el tipo de publicidad a la que el hijo(a) está expuesto, etc.

Cualquiera que ponga atención a la publicidad dirigida a los adolescentes en la televisión y las revistas puede notar cómo se fomenta la imagen de las modelos demasiado delgadas, cuerpos musculosos en los hombres… que no sólo no representan a la mujer y al hombre promedio, sino que además, fomentan una imagen corporal muy lejos de ser saludable.

La apariencia física es uno de los primeros atributos con el que los niños se describen a sí mismos y a los demás, mientras que la imagen corporal es uno de los primeros aspectos por el cual los niños perciben una parte de su autoconcepto (cómo los niños creen que son).

En los últimos años se ha constatado un incremento de los casos de insatisfacción o preocupación corporal excesiva en edades cada vez más tempranas. En general, los resultados hallados indican que las mismas variables asociadas a la preocupación por la imagen corporal y a los problemas de alimentación en adolescentes y adultos jóvenes, aparecen también asociadas en niños preadolescentes de entre 8 y 12 años con problemas alimentarios y de imagen o insatisfacción corporal.

La evidencia científica constata que los niños, y especialmente las niñas, aprenden de sus familias, a través de los medios de comunicación y en la escuela con sus compañeros, los valores sobre la apariencia y la importancia de ésta en la sociedad.

Entre los factores que parecen incidir más en el origen y desarrollo de la preocupación por la propia imagen y por la alimentación en niños y niñas destacan:

  1. Las burlas por parte de otros niños (en ocasiones motivo de acoso escolar)
  2. La interacción e intercambio de opiniones e información de los niños y niñas con sus semejantes sobre temas de peso, dietas y alimentación, y
  3. La influencia del entorno familiar, sobre todo en aquellas áreas que adquieren importancia durante el periodo de desarrollo preadolescente, cómo son la imagen corporal, objetivos, vocaciones y actitudes sexuales.

A continuación se ofrecen algunos consejos que los padres pueden seguir para ayudar a su hijo(a) adolescente a desarrollar una imagen corporal positiva.

Los medios de comunicación y la imagen corporal en los adolescentes

El adolescente promedio está expuesto diariamente a multitud de anuncios de este tipo en revistas, internet y televisión, donde recibe demasiadas veces un mensaje equivocado acerca de la imagen corporal (“éxito social y profesional”, “ligar”, “marcas”, “alimentación hipocalórica”, etc.). Es aquí donde los padres pueden minimizar el impacto de los medios de comunicación y fortalecer la imagen corporal de su hijo:

  • Limitando la exposición del hijo a este tipo de publicidad
  • Explicándole cómo las fotos son muchas veces alteradas, retocadas y mejoradas, que muestran la imagen corporal en formas poco objetivas en la vida real. La mayoría de la gente no se corresponde con ese tipo de imágenes.
  • Hablando con él de los riesgos para la salud que involucra estar tan delgado y de las ventajas de tener un cuerpo saludable
  • Revisando qué nos venden a través de los medios de comunicación y qué de esto estamos promocionando en casa (auto reflexión)

Consejos para ayudar al hijo adolescente a desarrollar una imagen corporal positiva

  • Desarrollar unas buenas habilidades de comunicación con el hijo: ADECUADO MANEJO DEL LENGUAJE VERBAL Y NO VERBAL acerca de la imagen corporal y la autoestima.
  • No esperar hasta que los hijos le hagan preguntas: conocer y practicar los mensajes que se deseen compartir. Buscar las oportunidades para enseñar, que le permitan fácilmente ayudarles a adoptar las características y cualidades que los hacen únicos.
  • Tratar de entender el punto de vista de los hijos: partir de lo que sienten, de sus opiniones, gustos e intereses.
  • Evitar hablar negativamente acerca de la comida, el peso, acerca de qué tan “bien” se ve alguien sólo porque está delgado(a), etc.
  • Centrarse en cosas que no tengan nada que ver con su apariencia física: sus logros, talentos, habilidades, potencialidades personales, otras cualidades, etc. Reforzarlo.
  • Es importante tener una actitud congruente en todo momento. Los hijos imitan las creencias y prejuicios de los padres. Es por eso que los padres deben estar pendientes de lo que dicen y cómo reaccionan ante su propia forma y tamaño corporal y la de los demás (evitar mensajes contradictorios).
  • Preparar comida interesante y novedosa. Encontrar recetas saludables y divertidas que el hijo podrá disfrutar preparar y  permitirle invitar a sus amigos a “jugar” en la cocina.
  • Reforzar e incitar cualquier actividad saludable para su cuerpo: deportes, comer sano, bailar, andar, practicar relajación, etc.
  • Felicitar su apariencia cuando se vea bien, darle elogios inesperados.
  • Comenzar a hablar con los hijos cuando son pequeños les ayudará a cimentar las bases para desarrollar una imagen corporal y autoestima positivas. Nunca es demasiado tarde para comenzar.
  • Comentarle que cada persona es única, que cada cuerpo es especial y que hay conductas relacionadas con la imagen corporal que son sanas y otras que no lo son.
  • Los padres han de revisar sus sentimientos sobre su propio cuerpo y pensar en los mensajes que ha aprendido a lo largo de su vida.

Susana Paniagua Díaz

Psicóloga educativa

Grupo Crece

 

Educar sin gritar es posible

“¡Niño, deja ya de joder con la pelota! ¡Que eso no se hace, que eso no se dice, que eso no se toca!”...  Así recogía Joan Manuel Serrat la manera en la que nos dirigimos y asumimos la educación de “esos locos bajitos”, como los llama en su célebre canción. Y, en efecto, tanto en el ámbito escolar como en el familiar, es frecuente responder con el grito a todas las acciones de los niños que se escapan a nuestro control o a nuestra manera de entender los límites del comportamiento socialmente aceptado. Entre todos, hemos convertido al grito en un elemento central en la educación, enseñando a los niños a portarse bien para evitarlo y a aceptar solamente aquellos límites que se imponen con él. 

Es evidente que los límites son un elemento necesario en la educación y la salud mental de los pequeños,  pero si solo se establecen por medio de gritos, estamos perdiendo de vista otras maneras más efectivas y racionales de educar, y pecando de una rigidez y un reduccionismo que no nos benefician como padres y como educadores.

Adquirir nuevas actitudes en la forma de relacionarnos y educar a los niños, y, a la vez,  adaptar nuestras respuestas de un modo flexible a su comportamiento, variando el tono y el modo en el que nos dirigimos a ellos, reforzará nuestra figura de autoridad y nos mostrará como ejemplo de cómo abordar los problemas desde la razón, la contención y la templanza, no desde el descontrol que el grito lleva implícito.

Empatizando, validando, conteniendo, manejando los tiempos y negociando con nuestros hijos, manejaremos los conflictos desde un lugar en el que la relación padre/madre - hijo/hija saldrá reforzada.

  1. Empatizar, es decir, entender la posición, las motivaciones o el punto de vista desde el que nuestros niños actúan, nos ayudará a comprender muchas reacciones que desde nuestra perspectiva de adultos nos pueden parecer inadecuadas. Un ejemplo de empatía sería “Entiendo que quieras comer más chuches, ya has comido suficientes y no quiero que te pongas malito”.
  2. Validar la emoción que está empujando a nuestro hijo a actuar de una determinada manera, poniéndole nombre a lo que está sintiendo y quizá no esté sabiendo identificar, ayudará al niño en su desarrollo emocional y será una magnífica base desde la que aprender a manejar y gestionar sus emociones. Un ejemplo de validar serías “Veo que te ha enfadado mucho lo que te ha pasado en el cole, ¿quieres que hablemos de ello?”
  3. Contener las reacciones desmesuradas en las que el niño pueda dañarse, dándole alternativas desde la protección y la preocupación para expresarse sin ponerse en peligro, es una manera de acompañar al niño en los momentos en los que necesita una ayuda para manejar sus emociones y sensaciones, favoreciendo un vínculo sano entre padres e hijos.  Para ello tendremos que mantener un contacto visual y corporal con el que ayudemos al niño a contenerse y a expresarse de manera calmada y controlada.
  4. Manejar los tiempos y nuestras propias emociones cuando tratamos con los niños es una manera de demostrarles respeto y permitirles desarrollar su autonomía. La falta de tiempo que gobierna nuestro día a día nos hace imponer nuestros ritmos  a los peques sin tener en cuenta sus necesidades. Pararnos a respirar y plantearnos si nos estamos poniendo nerviosos porque nuestro hijo se ata muy lento los zapatos, o si es porque nosotros no tenemos tiempo para permitirle automatizar la lazada, nos evitará manejarnos desde la rabia con el niño.
  5. Negociar y llegar a acuerdos comunes favorece el encuentro entre padres e hijos. Es una manera, además, de ofrecer a los pequeños un entrenamiento en empatizar, conectar con sus necesidades, generar alternativas y tolerar la frustración. Para ello nos ayudará tener claro qué aspectos de la educación estamos dispuestos a negociar y cuáles son nuestros límites, además de tener una actitud abierta y flexible a las propuestas de nuestros hijos.

 Al establecer límites desde estas posiciones apostaremos por una relación en la que el respeto entre padres e hijos o entre niños y adultos tendrá un origen sano y genuino y evitaremos inculcar una forma de respeto basada en el miedo.

Sara Ferro Martínez

Psicóloga y coach

Grupo Crece

Celos en los niños... tenemos un problema desde que nació el bebé

Ha nacido su hermanito y Jaime de 4 años tiene pelusa, no quiere que nadie mire al bebé, le quita sus cositas, quiere dormir en el cuarto de sus papás y volver a tener chupete. Está más "chinchoso" y se muestra más huraño. Jaime está teniendo celos, hasta hace poco era el centro de atención de todo su entorno y lo fue durante casi 4 años, de repente todo esto se ha acabado para él.

¿Y si mamá ahora no me quiere tanto? ¿Y si no me van a cuidar igual? Antes, todo el rato estaban conmigo, todo era para mí y ahora me dicen que tengo que compartir, pero qué es eso de compartir!!!!!!!!????????

Los celos forman parte de un proceso normal de adaptación a la nueva situación cuando nace un hermanito, no todos los niños lo experimentan y no todos lo experimentan de manera extrema.

Aunque nos parezca que sentir celos es destructivo e intentamos eliminar ese sentimiento de los niños o de nosotros mismos siendo adultos, los celos tienen un componente adaptativo muy importante, han posibilitado nuestra superviviencia, pro ello la selección natural los ha mantenido presentes en nuestro universo emocional.

Los celos están muy conectados con nuestra necesidad de apego y vínculo. el ser humano necesita vincularse par asentirse seguro, nacemos desprotegidos, con todo por aprender y muy vulnerables, necesitamos el contacto continuo con un adulto que nos alimente, nos consuele, nos estimule, nos proteja de los peligros... si aparece otro bebé la atención se divide y las posibilidades de superviviencia en un entorno hostil son mucho más bajas. Los celos son una lucha por la atención.

Una clave para prevenir y manejar los celos es fomentar un vínculo seguro con los hijos, no excesivamente dependiente. cuando el apego es dependiente (niños muy mimados o sobreprotegidos) o ambivalente (poca atención o atención excesiva para compensar la poca atención previa), el niño no establece un apego seguro en el que sabe que no le pasará nada y que le quieren aunque no estén a su lado o prestándole atención. Un niño con más celos quizá es un niño más inmaduro y más inseguro y debemos revisar el tipo de apego que le hemos ofrecido como adultos, par ir dosificando progresivamente la retirada de atención y empatizar con los celos del niño ya que detrás de los celos hay miedo y sufrimiento.

También iremos de una manera progresiva facilitando la relación del niño con el nuevo hermanito para ir inhibiendo la rabia que aparece como mecanismo de defensa, como solución a los celos. Esto lo cosnseguiremos fomentando la complicidad con "el príncipe destronado" al tiempo que favorecemos que éste empatice con el bebé: "¡¡¡Qué fastidio!!! el bebé vuelve a llorar Jaime, no me deja dormir ningún día, no como tú que ahora duermes de un tirón y ayudas a que mamá descanse" (mientras le damos un gran beso). "tú cuando eras pequeñito también llorabas, ¿sabes? igual que el hermanito, ¿me ayudas a mecerle?

Poco a poco, y siendo muy consistentes con estas estrategias, todo se irá normalizando en la medida en que el niño vaya construyendo una mayor autonomía y ese vínculo seguro, sintiendo que los demás están ahí para él aunque no estén siempre ofreciéndole atención.

Raquel López Vergara

Psicóloga y coach

Grupo crece

 

Cuando llegan los hijos dónde queda la pareja...

La mayoría de las parejas recuerdan su noviazgo como una de las etapas más felices de su vida. Se trata de un periodo de emoción, descubrimiento, romanticismo y diversión. Sin embargo, es muy habitual, que se acabe sacrificando la diversión en la relación como consecuencia de la llegada de los hijos. Lo importante es comprender que es posible recuperar el disfrute y el ocio en las relaciones. Cuando no existe este tiempo entre los dos, se puede generar sentimientos de decepción, cansancio, estrés e inseguridad, que pueden derivar en verdaderas crisis de pareja o en conflictos personales por falta de tiempo para uno mismo.

Desde su nacimiento, los niños necesitan mucha atención y es el momento en que las necesidades individuales de cada progenitor, tienen que estar supeditadas, a los intereses comunes de su crianza y cuidado. El niño se convierte en el rey de la casa, el vínculo se prolonga en exceso y los padres no ven el momento de crear su propio espacio, un espacio que es necesario ganar, sin sentirse culpable, para recuperar parte de la vida en pareja y personal y un espacio que, además, beneficiará a los hijos, que también necesitan el suyo propio para empezar a desarrollar habilidades para su independencia.

Sin embargo, a veces, la falta de tiempo sólo constituye una excusa para cubrir una necesidad de otra naturaleza: dificultades de comprensión, la disminución de la actividad sexual con el embarazo y el postparto, las tensiones y el malhumor fruto del cansancio y de los cambios en la organización familiar, pueden hacer mella en la pareja. Resultará necesario descubrir dónde está el problema y encontrar la solución adecuada para cada caso.


Algunas claves para conciliar los niños y la pareja:


1. Hacer de la relación de pareja una de las prioridades. Los niños, el trabajo, las tareas domésticas, los amigos, la familia, las actividades comunitarias, las compras, la televisión, el ordenador, etc., compiten entre sí para robarnos el tiempo y energía. La relación entre dos progenitores determina la atmósfera de toda la familia por eso es fundamental que la relación entre adultos sea una de las principales prioridades. Ésta pierde posiciones en el escalafón y otras cosas se suman a la lista según avanza la vida por eso pueden surgir roces y distanciamiento. Al llevar la relación nuevamente a uno de los primeros puestos de la lista se consigue una mejora considerable.

2. Que cada uno asuma sus propias responsabilidades en la relación. Cada uno tiene que empezar a desarrollar su propio proyecto. Sólo hay una persona a la que se puede cambiar y es a uno mismo. A veces cuesta reconocer al otro tal y como es, pero no se puede ignorar que son dos personas distintas, con diferentes necesidades, inquietudes, deseos y miedos.

3. Mantener el respeto mutuo y la igualdad. Una relación sólo puede funcionar cuando cada miembro de la pareja respeta al otro y le ve como a un igual. Esto implica que el crecimiento y desarrollo de cada persona como individuo es y debe ser una prioridad para cada uno. Los puntos de vista distintos proporcionan distintas opciones a las parejas, cuando son combinadas, pueden fundirse para proporcionar una perspectiva más amplia y encontrar así soluciones creativas.

4. Potenciar la diversión y el ocio en pareja. Es fundamental facilitar espacios donde disfrutar solos y recuperar con ello la afectividad y la intimidad en la relación. Es necesario darse permiso para pedir ayuda a terceros para que cuiden esporádicamente de los hijos (canguros, familiares, amigos, etc.) y no sentirse imprescindible en ese espacio de tiempo. Aprender a tolerar la separación sin sentir miedo, preocupación o culpabilidad por ello es un proceso de aprendizaje.

5. Repartición de las tareas de forma equilibrada y consensuada. Es importante garantizar un reparto equilibrado de las tareas, de manera que ninguno de los miembros esté desbordado de trabajo. Una falta de equilibrio en esta repartición puede generar sentimientos de hartazgo, frustración, estrés, inseguridad, indefensión, etc.

6. Adquirir varios roles y no estar sujeto siempre al mismo. En relación con el punto anterior, es importante que cada uno pueda cambiar der rol a la hora de organizar y gestionar el cuidado de los hijos y el hogar. Los roles inflexibles e invariables pueden dificultar el equilibrio y una buena organización dentro del núcleo familiar, además de suponer un desgaste físico y emocional. 

7. Mantener una comunicación eficaz.  Comunicación horizontal y basada en el respeto. La escucha activa, el uso de mensajes en primera persona y la empatía son habilidades básicas necesarias para conseguir entendimiento mutuo y aumentar la cercanía, la conexión y la complicidad con la pareja.

8. Aprender a negociar con la pareja. Gracias a una comunicación eficaz se puede llevar a cabo habilidades de negociación para conseguir gestionar, pactar y organizar el tiempo y la repartición de tareas dentro del hogar.

9. Mostrar y expresar afecto mutuamente. Reforzar aspectos positivos del otro, hacerle sentir útil y valorado, infundir ánimos,  premiarse con elogios y afecto mutuamente, etc., fortalece a la pareja, alienta y aumenta la autoestima de cada uno, mejorando con ello el clima emocional en la familia. La intimidad se construye sobre la base del cariño, respeto, los ánimos y la comunicación.

10. Educar desde el ocio y la diversión. No únicamente desde la disciplina. La diversión y el sentido del humor nos acerca a los hijos y esto nos convierte en figuras de apego seguro y de mayor respeto para ellos. Mejorando el estado de ánimo se potencia la espontaneidad, la flexibilidad, desinhibición y el juego en familia, rompiendo con ello la rigidez y las rutinas excesivamente estructuradas.

11. Sacar tiempo para el ocio personal. Es necesario encontrar espacios individuales donde cada miembro de la pareja, por separado, pueda llevar a cabo sus propias actividades y hobbies que le ayuden a desconectarse por un momento del estrés diario. Esto potenciará su bienestar, autoestima e imagen personal y todo ello beneficiará a la relación y al clima familiar.

En definitiva, la llegada de un hijo supone grandes cambios en la pareja pero puede aprender a vivirse con gran ilusión y complicidad. Es un proceso que requiere un tiempo de adaptación. Un hijo supone compartir preocupaciones, alegrías, educación, problemas, satisfacciones, etc.: una serie de sentimientos que es necesario compartir con la pareja sin que ninguno de los dos quede al margen. El objetivo es vivir con intensidad cada etapa de los hijos, disfrutarlo y compartirlo sin olvidar de sacar un poco de tiempo para disfrutar a solas los dos.

Susana Paniagua Díaz

Psicóloga educativa

Grupo Crece